#1 - La legitimación del poder y la fragmentación del sujeto en objeto (por qué si querés derrotar a las feministas las tenés que amar)
Carta abierta a los libertarios, conservadores y demás jóvenes de derecha. Parte I.
Esta entrega está dedicada a Oscar de Filosofía de Película.
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En el 2020, cada uno de nosotros es un colaborador o un disidente.
Todo se relaciona al poder. Todo tiene que tener un bando. Cada uno sabe qué bando debe elegir. Elegilo —y sos un colaborador—. Rechazalo —y sos un disidente—.
No elegí estas etiquetas para decir que los colaboradores están siempre equivocados ni que los disidentes están siempre en lo correcto. Nada más lejos de la verdad […]
Ambos bandos no pueden estar en lo correcto, pero ambos bandos sí pueden estar equivocados.
—Mencius Moldbug
En la entrega anterior hablé de dos dimensiones o aspectos por los cuales el progresismo interseccional ha conquistado los espacios públicos de Occidente, cuya naturaleza como religión o ideología denominaré “wokeismo”.
Una dimensión de carácter estructural en las instituciones, “alguien les tuvo que haber abierto la puerta”. Esta dimensión es superficial, y es esquematizable en diagramas y en funciones-ecuaciones (si fueras marxista, para vos ésta sería la profunda, pero no es así). Esta dimensión cortical es incoherente en la suma de sus relaciones y postulados, y sólo adquiere unidad armónica cuando se la media con la dimensión metafísica subyacente, o dimensión profunda, que es la siguiente.
Una dimensión de carácter ambiental que sostiene la concepción del mundo, “alguien tuvo que haber habilitado las posibilidades de conceptualizar la realidad de tal manera”. Esta dimensión basal permea toda la sociedad, con mayor o menor intensidad dependiendo de la locación (sea geográfica, social, política, religiosa, etc.).
Es fundamental señalar y separar esta primera dimensión —la cortical— que aglutina por medio de la pasión y de la referencia histórica a la izquierda en estructuras sociales con agencia, donde se presenta la unidad identitaria de la izquierda, no como discurso coherente, sino como actividad política coordinada, como energía en acción, de los elementos axiomáticos, éticos y metafísicos —la basal— que generan su accionar, pues entre la dimensión cortical y la dimensión basal no hay concordancia teórica ni pragmática con lo explícito y expreso (así como también, muchas veces, se hayan en conflicto entre sí los elementos de la dimensión cortical), pero cobran unidad cuando son movidos y presentados por el sentimiento de la izquierda.
En lo que respecta a la dimensión cortical, la izquierda tiene tres sistemas de incentivos para autopropagarse en la sociedad:
Una corresponde al público en general —donde se acepta el discurso de izquierda como sentido común—, es decir: legitimación del poder (Es éste el que trataremos en la sección #1).
La otra a los círculos académicos y técnicos —donde se produce el discurso de izquierda—, en otras palabras: recepción del poder.
Por último, otra para los entes administrativos y burocráticos que legislan y regulan la vida política y civil de los individuos, sean estas instituciones privadas o públicas —donde se reproduce el discurso de izquierda—, en otras palabras: administración del poder.
En esta entrega nos centraremos en el primer sistema de la dimensión cortical, es decir, en los mecanismos que rigen y generan adherentes y complacencia por fuera de los círculos de poder productivos y reproductivos del discurso progresista (los otros dos sistemas de la dimensión cortical); dicho de otro modo, cómo y por qué la izquierda interseccional penetra en la gente común. Brevemente, también veremos el ejemplo de la siguiente tesis: la subjetividad desde una perspectiva de descorporalidad total. Y al final te voy a dejar una praxis, una guía de lucha para combatir en este nivel.
Breve introducción: ἀλήθεια y ὀρθότης
El alemán nazi que amó a la judía antifascista.
(Música recomendada para acompañar la lectura)
Me gustaría ir directo al grano, pero los conceptos se entienden mejor por medio de ejemplos reales. No encontré mejor forma de ilustrar los conceptos de ἀλήθεια1 y ὀρθότης2 que por medio de la siguiente anécdota personal.
Hace bastantes años ya, estaba en compañía de dos compañeros, un varón y una mujer, en mi departamento, analizando las políticas lingüísticas que el estado argentino tiene para con los pueblos indígenas. El quid de la cuestión residía en lo siguiente: Los indios monóglotas viven al margen de la sociedad argentina, de las sociedades americanas en general. Esto genera un doble problema, por un lado, el de la exclusión en los sistemas educativos, políticos y comerciales, así como también una desventaja en los sistemas legales y sanitarios. Por el otro, quienes no hablan castellano, si logran integrarse, terminan aceptándolo como su lengua primaria, matando la lengua nativa. La mujer era de izquierdas, miembro de Pan y Rosas, escribió un par de libros, entre ellos uno sobre los desaparecidos en su provincia por la dictadura del ‘76, su foto de perfil en Facebook tenía un filtro de Wiphala, etc.
Era una época en la que el grueso de mi dieta consistía en tabaco y café, porque esas dos cosas hacen falta nada más para estimular el cerebro lo suficiente para ser un ser humano funcional. La verdad es que el cuerpo no necesita de tanta comida; con tus raciones semanales de vitamina C, vitamina B12, potasio, calcio, magnesio y algo de grasas y proteínas, podés vivir una vida bastante sana; todavía corría diariamente 12km en una hora, 6 días a la semana, por aquel entonces; comía, pero una dieta a base de frutas, verduras, lácteos y carnes, en ese orden. Nada de comida enlatada o procesada. He visto a muchos de mis pares empezar a subir de peso descontroladamente, a pesar del ejercicio y largas caminatas, porque prefieren la cantidad a la calidad, es decir, con tal de tener el estómago lleno comen pastas y arroz; esto obviamente lo escribo para que reconsideres tu dieta.
La desventaja de esta dieta, la mía, es que la mínima cantidad de alcohol pega duro, y ni hablar si le sumás marihuana. Bueno, mis compañeros, que estuvieron en mi departamento desde las 18:00hs del viernes hasta las 22:00hs y las 11:00hs del sábado respectivamente, hubieron traído cervezas y marihuana.
Tuvimos un desacuerdo, del que yo me mantuve al margen excepto al final, y cuando hube intervenido, de manera elocuente según mi compañera, terminó de resolverse. Ya no recuerdo todo lo que dije, pero sí que la idea central era ésta: no podés tener el pan y la torta, la integración de los pueblos originarios a los circuitos sociales y estatales argentinos conlleva sí o sí a la primacía del castellano; la única manera en que las lenguas indígenas pueden mantener su vitalidad como lenguas de primer uso es por medio de la voluntad de los aborígenes, pero la historia señala otra cosa: desde que la misa en latín es optativa casi ningún sacerdote puede hablarlo; hoy en día sólo el 1,5% de los irlandeses habla irlandés como lengua de uso diario, y de los seis millones y medio de irlandeses, sólo un millón y medio tiene competencia alguna de su lengua nacional. O sea, lengua que no sea necesaria se muere. Mi compañera al principio no estuvo de acuerdo con esta conclusión, pero por medio de un proceso que vagamente se asemejaba al de los diálogos socráticos, terminó por darme la razón.
Mi compañero varón, una vez que hubimos terminado, se retiró para encontrarse con su esposa. Por teléfono, él le habló en un tono como si fueran dos adolescentes, y yo le comenté a mi compañera, una vez que él se hubo ido, “qué tierno que a esta edad todavía se traten así”, a lo que ella puso una sonrisa y me dijo “la verdad que sí”. Yo me quedé parado en el zaguán esperando a que ella también se fuera pero se volvió a sentar en la mesa; es cierto, todavía quedaba media botella de cerveza.
Charlamos y en un momento no sé por qué, una cosa llevó a la otra, terminé revelando lo que en la jerga de la Derecha Disidente se dice “nivel de poder”. Muchas de las cosas que dije en ese momento ya no las pienso ni las creo verdad, pero tampoco me arrepiento, porque uno de los caminos para salir del horizonte ontológico dominante es atravesar la identidad que impone el discurso oficial, es decir, merodear en los bordes, en los límites, en las fronteras, en la periferia, del discurso oficial, hasta que finalmente salís y te librás de sus cadenas interpretativas. En otras palabras, está bien que seas nazi, siempre y cuando lo seas por un breve periodo y no te quedes en ese lugar, sino que sea el último paso hasta salirte de las cadenas interpretativas con que el discurso oficial te tiene agarrado dentro de tu mente ¿Si a Heidegger le pasó lo mismo, por qué a mí no? Y Heidegger nunca dejó de amar a Arendt ni Arendt a Heidegger, a su forma. Y a ello se dirige este texto. Las personas no son cosas, no son ideas. Son personas, son sujetos, y el sujeto se define por ser el agente que forma vínculo afectivos.
Heidegger a Arendt:
Ante mi sorpresa (lo único que me acuerdo del monólogo que di es su silueta, larga, relajada, lacónica, muy lógica y consecuente), creyendo que ella se iría asqueada del departamento (recordar que ella era de una izquierda muy militante), se quedó. Horas después, la visión se me empezó a difuminar y se me hizo un túnel; casi me desmayé en un momento. Ella me llevó a la cama, apagó las luces, excepto la de un foquito que tenía en la cocina, un foco incandescente, de luz amarilla tenue, aún más que la de cualquier velador; casi al nivel de una vela, era tal la iluminación que llegaba a la cama. Ella fue a la computadora, puso un compilado de Mercedes Sosa (la verdad, acertada elección), se acostó a mi lado, “charlamos” un rato (yo apenas balbuceaba) y me besó, de sorpresa, sin decir nada, en un impulso; de manera muy tierna, muy atenta, con mucho cariño. Dormimos juntos, pasamos la mañana juntos y luego ella se fue poco antes del mediodía. Durante la semana no le dije nada, ni siquiera le hube preguntado “¿llegaste bien?”.
Cuando nos encontramos el viernes siguiente para las clases, la noté distante, fría. No le presté mayor atención (salvo por una vaga idea de que me había usado para tener sexo nada más, o sea ¿cómo podría sentir algo por mí? además tampoco sentía yo algo por ella). El sábado a la mañana, después de preguntarle si estaba todo bien, recibí un mensaje de ella ofendiéndose porque la usé, cosa que es totalmente cierta —pero es más complejo—. Yo, plenamente imbécil, le mandé el link de una publicación suya de Facebook, que ya llevaba varias semanas, en la que ella había dicho algo así como “que el que una mujer te elija para tener sexo no implica que esté obligada a darte una relación emocional”. También Pan y Rosas había publicado por ese tiempo una pancarta virtual que leía “tener sexo con alguien en estado de intoxicación es violación”, pero no se la mandé porque ya era mucho. Ella hizo algo, no sé si lo justo, pero sí lo más sano, que fue bloquearme ¿Quién tenía razón?
En un sentido, yo, si es que tratás a las personas como objetos, conceptos, regidos por la lógica, pero ya lo dije antes, las personas no son cosas. La verdad de las personas son los afectos, el πάθος, algo muy distinto del λόγος, la lógica. Toda “razón”, en el sentido de “tenés razón”, conlleva sí o sí el juicio de verdad. Suponé que un minero encuentra una pieza de oro y, ya que lo hemos mencionado, para Heidegger hay dos formas de verdad:
La verdad como ἀλήθεια —aletea (o alicia, si sos un plebeyo que utiliza la pronunciación koiné y no la homérica)—: revelación, develación, desnudez (tanto tuya como del ente); que emerge inmanente del interior del propio ser óntico). Es el “bajar la guardia” para que las cosas te sorprendan.
Y la verdad como ὀρθότης —ortotes—: corrección, adecuación, evaluación; que se aplica ontológicamente desde un esquema externo que está en una relación terciaria entre el observador y el observado, como medir una lámina de caoba con una cinta métrica (los centímetros son unidades ontológicas); es cierto que la lámina pudiere medir 20cm, pero ni vos ni la lámina de caoba crearon el sistema métrico y sólo la estás viendo a través de las posibilidades que permite la geometría; ahora imaginate lo perverso que es esta lógica en las relaciones entre personas. Cuando te acercás a un ente por medio del ὀρθότης, reducís la multiplicidad infinita de las formas y maneras en que él podría aparecer para vos, por medio de un esquema unidimensional que ya guarda dentro de sí los juicios de valor.
¿Quién tenía razón? Yo, en el marco según el ὀρθότης de la consigna directiva moderna (que ella también compartía). Ella tenía razón en el sentido de la ἀλήθεια en virtud de lo que sentía en su interior, como sujeto, no como objeto; algo que ninguna cosa del mundo exterior puede precluir. Es verdad, yo no estaba obligado a nada; pero ello no barre el elemento pasional que la llevó a mandarme ese mensaje el sábado siguiente; y ser humano es que un sujeto reconozca en otro sujeto esa condición de igualdad inabarcable e inclasificable, y actuar acorde; es éste el prerrequisito para la intimidad, y todos los hombres, varones o mujeres, precisan de intimidad. Nunca nos terminamos de encontrar plenamente en la luz, pero con buscarnos sinceramente en la oscuridad basta.
¿Y no es esto justamente lo que acusamos, cuando a la defensiva nos ponemos si en nuestra condición de varón nos imponen y adjudican los pecados categóricos y el poder causal de los males del patriarcado que la ontología del feminismo señala contra nosotros, y nos construye como objetos a purgar las culpas de un colectivo?
Me pasó hace poco. Un contacto de Facebook había dicho algo cuya proposición principal era una pelotudez, pero que guardaba dentro de sí una verdad no desarrollada: hay cierto feminismo que aprueba la mercantilización de la sexualidad femenina, algo que es innegable (de la misma manera en que es mentira que en la actualidad las mujeres ya no sean incubadoras, sino no existiría el mercado de alquiler de vientres, que se espera genere para el 2025 US$27,5 billones en ganancias), googleá “el debate abolicionista” o, ya que estamos hablando de lo óntico, a Luna Rubin. Yo había reconocido simplemente aquello. A lo que otro contacto salió a interpelarme, y entre las cosas que dijo fue “Che ¿por qué odiás a las mujeres?”. Esta segunda persona es feminista, y fue increpada por una tercera persona, también extremadamente feminista. Ella es una de las personas que más quiero aunque odie a la Iglesia Católica, sea ultrafeminista, odie la filosofía de Heidegger, sea de izquierdas, sea vegetariana y antiespecista, etc. pero aún así yo sé que puedo contar con ella incondicionalmente, y yo sé que ella sabe que puede hacer lo mismo conmigo; eppur si muove.
Mi amiga le respondió algo que es cierto “Él no odia a las mujeres, si no lo conocés no sentencies así” ¿Por qué las dos feministas no están de acuerdo, si comparten ontología? porque a una la tuve entre mis brazos llorando más de una vez, una vino a mi departamento cuando no tenía dónde ir —no por que fuera indigente, sino por dramas personales—, a una le confié la llave de mi departamento y vimos juntos pasar la última mitad de la década; con la otra no. Para una soy un hiperenlace adjuntado a una fotografía atacando discursivamente al feminismo, para la otra una persona de carne y hueso; una tiene solamente la posibilidad de juzgarme verdadero por medio del ὀρθότης, a la otra me le aparecí en más de una ocasión como ἀλήθεια.
Aquí surge un problema, no es que podamos descartar completamente el ὀρθότης y vivir en la pura ἀλήθεια; eso hacen los animales. Tampoco te vengo a decir a que erráticamente hagas todo lo que te digan las mujeres. Lo que te vengo a ofrecer es una teoría y, en base a ella, una praxis. No una praxis política, sino una praxis en el sentido ético de Aristóteles, es decir, para tu vida. Porque los poderes que demarcan y moldean la sociedad actual están más allá de tu poder, pero no tu vida inmediata: la salvación no es individual, ni colectiva; es personal.
I. Creé en todas las mujeres incondicionalmente, excepto sí…
¿Te gusta la falopa? Yo conozco a mucha gente que sí; a mí en una época también…
Pero antes de proseguir, preguntate a vos mismo “¿Por qué estoy en contra de la narrativa mayoritaria? ¿Por qué no me conformo con ser un cuasi trosko kirchnerista o un globohomo progre a lo cambiemista?” Lo que separa a las aristocracias en exilio de los pelotudos del barrio es que unos poseen excelencia y relación con la verdad de una esencia, mientras que los otros sólo están con bronca porque son ineptos; aunque superficialmente puedan parecerse por la ausencia de poder y decir cosas sin sentido a la versión oficial. Tratemos de acercarnos, empero, a ella.
Esta primera feminista también me dijo “no te pongas del lado de los nazis” (haciendo ocupar a las mujeres el lugar de los judíos y a los varones el lugar de los nazis). Hagamos una breve comparación, entre la Argentina actual y la Alemania del ‘33 a la del ‘45 ¿En tal Alemania, se promulgó una ley que obligara a todos los empleados estatales de los tres poderes (ejecutivo, legislativo y judicial) en todos los niveles federales (municipal, provincial y nacional) el ser reeducados para aproximarse a sus funciones desde una perspectiva semita? ¿En tal Alemania, se promulgaron leyes a favor del קָרְבָּן (corbán o sacrificio ritual judío) cuando el estado alemán se hubo constituido como germanocéntrico? ¿Cuántos judíos de los que participaran en tal acto hubieran sobrevivido en la Alemania nazi después de atacar a una iglesia luterana con un cocktail molotov?
Imagen de un grupo de feministas después de haber arrojado una molotov a una iglesia en Trelew.
No es acertada la comparación, teniendo en cuenta que en los órganos burocráticos, no sólo nacionales sino transnacionales también, el discurso feminista es el dominante; a los judíos creo que les hubiera gustado gozar de tal cosa en la primera mitad del S.XX. El feminismo tiene su propio ministerio en varias naciones, en Argentina arrancó el 2021 con un presupuesto de $1.280.266 millones de pesos, y en septiembre recibió un refuerzo de $1.350 millones ¿Te imaginás en Alemania nazi “el ministerio del semita”? Hasta tiene el feminismo su propio órgano en la ONU.
Eso sin contar la influencia en órganos paraestatales, como las universidades, las ONG, los medios de comunicación, los medios de producción cultural, etc. Pero claro, esto no refuta para nada la verdad del feminismo. Simplemente es errado el equivaler a la mujer en la actualidad al judío en la Alemania nazi. Pero que algo tenga poder no implica que esté equivocado; con seguridad que los “rebeldes sin causa” entran en la categoría de pelotudos barriales, si no aceptás esta máxima no podés creer en Dios. Un ejemplo más terrenal sería la era de Argentina que va desde la promulgación de la Constitución de Alberdi hasta el gobierno de Julio Argentino Roca, algo así erigido en los círculos libertarios como la Satya Yuga de nuestro país; cuando los guardianes de la verdad tenían el poder. Lo que quiero decir: podés ser el monarca absoluto y al mismo tiempo ser el guardián de la verdad.
Esto pareciera obvio, pero aún así no puedo evitar ver que se vuelve imposible para mucha gente actuar acorde a esta noción, especialmente la izquierda, que todavía no puede conciliar que desde hace un par de décadas no les toca el lugar de los rebeldes luchando contra el imperio, sino que ahora ellos son el imperio —la metafísica woke es opuesta a la religión de los jedis—, aunque por fin se están dando cuenta.
Dos preguntas:
¿Por qué la izquierda no ve la verdad, cuando la realidad claramente señala otra cosa?
¿Qué gana la izquierda manteniendo el discurso de que aun son la periferia y no la hegemonía?
Vamos con la segunda pregunta primero. Esta postura de la izquierda tiene un efecto positivo y otro negativo. El efecto negativo es que tenés a los montoneros queriéndote dar un giro de 180° grados a tu vida, pero ahora desde La Casa Rosada (o La Casa Blanca o 10 de Downing Street o el Palacio de la Moncloa, etc.) y con mayoría en el Congreso, y esto se derrama en la vida pública —debido a la incompetencia, porque no están tratando de gobernar para el bien común, sino para el privilegio de los propios— en la forma de antagonismos entre civiles que realmente no tienen ningún poder sobre las instituciones del estado; reduce la φιλία entre los δῆμοι que conforman la πόλις. Pero posiblemente a la izquierda no le quede de otra. César intentó gobernar para todos, evitó recurrir a las proscripciones y perdonó a sus viejos enemigos ¿cómo terminó? ET TV BRVTVS.
¿Te lo traduzco al castellano? Cuando un peronista ve a los Kirchner con Louis Vuitton y con millones de dólares en sus cuentas, por fuera él te podría negar que todo ello provenga de la corrupción, pero por dentro lo sabe y lo celebra. Porque si los K tienen el suficiente poder como para ser corruptos y aún así seguir en el poder, significa que tienen suficiente poder para llevar sus políticas a cabo sin obstáculos en el camino y sin ser derrocados; significa que no van a terminar como César… hablando de Julio(s), te acordás del ET TV COBOS. De esto han pasado más de 13 años, y el kirchnerismo ha aprendido. El equivalente feminista a “son corruptos pero al menos hacen” es “prefiero acusar a un inocente que defender a un violador”, ya veremos por qué.
El efecto positivo es que mantiene a los alineados al poder en pie de guerra, mantiene fuerte los lazos de lealtad y los mecanismos para la justificación ante las acciones punitivas y deshumanizantes contra los enemigos. Por ejemplo: el impuesto a la riqueza, las retenciones que son móviles o fijas dependiendo si le conviene o no al estado, el cepo al dólar; etc. Lo importante no es el efecto, sino la demostración de poder y estabilidad por parte del grupo que representa a los propios. Siempre se puede echarle la culpa a terceros por los efectos adversos inesperados. Una feminista acusa falsamente a un varón de violador, éste se suicida y el discurso es “estas falsas feministas que empañan la lucha verdadera” o algo por el estilo, y el mecanismo particular aquí desplegado y el movimiento que lo impuso, los escraches extrajudiciales y el feminismo, permanecen impolutos de culpa, porque la desplaza hacia un tercero.
A los varones poco a poco nos están sacando un derecho que fue concebido primero en la Antigua Roma, IN DVBIO PRO REO, o en castellano “se es inocente hasta que se demuestre lo contrario”. Es un mecanismo de complacencia muy poderoso; preguntale a cualquier feminista y fijate cómo le importa poco o nada que estés perdiendo el artículo 11 de la Declaración Universal de Derechos Humanos. Pero todo lo descrito más arriba no es el mecanismo, sino sus efectos.
Imaginate cómo con este mecanismo cuántos otros derechos puede abolir un régimen en la búsqueda para expandir su poder; no sólo derechos escriturados, sino también aquellos derechos que son metapolíticos, es decir, aquéllos que caen de maduro; no hace falta hacer cosas ilegales para reventar a un enemigo ¿Ahora entendés por qué el kirchnerismo se volvió woke? Es una herramienta de poder formidable.
Esto no nació con el feminismo ni con el kirchnerismo “¿Qué importa que nos muramos de hambre y que la industria que tenemos desaparezca? ¡Debemos apoyar a Mugabe que nos hará libres!” “¿Qué importa que seguramente nos termine invadiendo Inglaterra y Francia? ¡El Führer va a recuperar Alsacia-Lorena y Prusia Occidental!” “¿Qué importa que nos terminen gobernando un grupo de violentos que odia a todo lo que hace ruso al pueblo ruso? ¡La dictadura del proletariado nos va a liberar de la tiranía aristocrática!”. Supongo que entendiste la idea.
Pero para que este mecanismo sea útil, debe configurarse una realidad social transversal, que estuvo presente en la República de Weimar, en la Rusia de los Bolcheviques, en la Rodesia de Ian Smith y en la Argentina actual; el negro en Rodesia, el alemán en la República de Weimar, el siervo en la Rusia zarista y el argentino bajo el kirchnerismo comparten todos algo: Para que el individuo derive goce del poder ejercido por autoridades terceras y más grandes que él, debe sentir que no tiene control directo sobre su vida diaria, al menos no a largo plazo; así, la única manera en que puede sentir control es de manera vicaria. Pero volveremos sobre esto después (bastante después, en el apartado 3 de la sección V, pero guardate esta idea, y borrate la caricatura del alemán antisemita o del negro zimbabuense bruto; el apartheid es una distancia absoluta de indignidad humana, y las vejaciones y el tratamiento inhumano que padeció la población alemana —tener que ver morir a tus hijos de hambre— por el tratado de Versalles; todo esto es muy real).
Pero para justificar esto tenés que erigir un discurso sobre la realidad, donde asignás un valor a los entes que la componen, es decir una ontología, y como dijimos, en la ontología actúa el ὀρθότης; y el enemigo del ὀρθότης es la ἀλήθεια. El problema es que ésta última no es omnipotente; no es que la ἀλήθεια y el ὀρθότης ocupen el lugar de la otra y no puedan estar presentes al mismo tiempo. ¿Alguna vez has escuchado de Agustín Muñoz? Y los padres de él, en lugar de condenar el mecanismo institucional que lo mató o a la persona que lo usó contra su hijo, derivaron goce de su martirio. La muerte de Agustín Muñoz se me revela como un suicidio culposo, a los padres de él se les reveló como un sacrificio a la causa superior; Poncio Pilato cuando se lavó las manos al menos no dijo nada incoherente.
Aquí es donde quisiera volver a introducir la noción de “economía de fuerzas” de la que hablara en la entrega #0. Recordemos que el análisis de esta entrega se centra en quienes están por fuera de los organismos que producen y reproducen el discurso progresista. La feminista promedio no se haya en posición de poder alguno; a lo sumo, si fuera contra el dogma tal vez perdería su trabajo, como una docente. No, la feminista promedio se encuentra en una posición cuya labor en el sistema es aprobar el discurso oficial.
¿Cuál es el incentivo, si no es económico —como lo fuere en un burócrata— o de prestigio —como lo fuere con un ideólogo—? Lo dije más arriba: el goce ¿Sos hincha de algún club de fútbol? Si tu club alguna vez ganó una libertadores sabrás ese sentimiento de intoxicación que te llena por el mero hecho de ver que dos docenas de flacos levantan un trofeo, después de haber seguido los partidos de eliminatorias, luego los seis partidos que van de octavos a semis, hasta la final ¿Cómo esto te cambia la vida? En nada, pero es la inversión emocional y un sentimiento de fiesta colectiva lo que te lleva a sinceramente conmoverte, sea en la bronca de la derrota o en el placer orgásmico de la victoria.
Ahora, imaginate lo que habrá sentido una feminista en los dos intentos de legalizar el aborto, cada debate y exposición en el congreso como los partidos de grupo o de octavos de final; la votación en la cámara de Diputados vivida como la semifinal, y la votación en el Senado la final soñada “esta vez la copa la tenemos que ganar”; y la posibilidad de que el Presidente vetara la ley como si el VAR te anulase un gol crucial. Este paralelismo entre política y deporte no es nada nuevo, hasta los colores son los mismos. Sumale el hecho de que a diferencia de una Libertadores, la ley del aborto modifica fundamentalmente al tejido social argentino —“¡estoy, digo, estamos entrando en los libros de la Historia!”—; de la misma manera en que si ganare Milei vos también tendrías un orgasmo pasional que duraría meses.
Es falopa política, y yo también fui adicto a ella, hasta el 2015 más o menos. Y salir de las adicciones es muy difícil, más todavía cuando los expertos en política y los especialistas en ciencias sociales son adictos también y encima los narcos. Ante los sucesos traumáticos pasan dos cosas: o pegás la vuelta en u, o acelerás. Va un polista a ver un veterinario muy prestigioso, uno que es alabado en los círculos deportivos, la prensa y por el vulgo.
“—Doctor, mi caballo está enfermo.
—Déle 500ml de ácido muriático —El polista va y le da el ácido muriático a su caballo, pasan 15 minutos y se muere; vuelve el polista a la veterinaria y dice: — ¡Doctor, mi caballo murió!
—¡Ay, Dios, cómo me equivoqué! Lamento decírselo, pero en realidad su caballo estaba mucho más enfermo de lo que creía. Le tendría que haber prescrito 1000ml de ácido muriático”.
Algo así veo a los padres de Muñoz, que en lugar de ir contra del escrache extralegal o en contra de la chica que denunció a su hijo, atacaron a “la sociedad que no contiene a los niños”, y por supuesto, pidieron nos desprestigiar al afamado veterinario ¿Dónde escuché esto antes? Es gracioso cómo el kirchnerismo se apropió apenas llegaran al poder del discurso de “la pesada herencia”. Ya se te murió el caballo, y te lo mató aquel hombre en quien depositaste toda tu confianza, no sólo vos, sino la mitad del país; la alternativa, a no seguir convenciéndote de que en realidad la mitad del mundo está loca, es la locura.
Básicamente, hay que determinar dos cosas: La primera, cómo es que administra la droga. La segunda, qué está causando la debilidad psicología que vuelve tan fácil caer en la dependencia.
Para alguna feminista que esté leyendo esto: debo reconocerte algo y darte la razón, y para ello debo atacarte en otro asunto. “Les diverses realidadxs” es una zurdada sin sentido. La realidad es una sola, y es totalmente cierto que la puesta en práctica de la presunción de inocencia en la Argentina, y seguramente en muchas otras jurisdicciones, hace que los violadores y los violentos a las mujeres puedan salirse con la suya. Lo mismo con los linchamientos a los ladrones. El de derecha suele estar a favor de éstos y el de izquierda en contra. Tanto los escraches como los linchamientos operan de igual manera, que es el ejercer la justicia extralegalmente con una condena social; que termina en la muerte o la anatema laboral y social (que es casi lo mismo o peor en ciertos sentidos a una condena presidiaria; por eso los presos no se reinsertan).
Una exalumna particular me confesó que fue violada por el abuelo y por el hermano, y que la madre lo encubrió; siendo ellos una familia muy católica y tradicional; obviamente que si ella denunciara ahora después de tantos años, sin prueba material alguna y sin testigos, a nada llegaría el proceso, al menos claro que retirásemos la presunción de inocencia. Un excompañero de la facultad no puede encontrar trabajo hace años por un escrache, no sale a la calle y vive de las limosnas de sus amigos; no fui muy cercano al caso, pero incluso un par de chicas ultrafeministas, que estaban en el círculo inmediato de lo ocurrido, están de su lado. Pero bueno, la era de la internet es una maravilla ¿Qué instituto de educación va a querer contratar a alguien que ha tenido su rostro en todas las redes sociales con el título nobiliario de “violador”? Una década curricular de formación universitaria a la basura.
La gente comparte publicaciones en redes sociales por reflejo, para recibir esa dosis de dopamina que son los muchos “me gusta” y “compartido”; de vuelta, el goce es el principal motor de la política. Y es un goce que se justifica al ejercer un poder necesario, porque las violaciones impunes son reales.
De estas listas negras se deriva un placer, porque el poder da placer, y todo poder es poder-hacer, sea como hacer-crear o hacer-influir, en otras palabras el poder habilita el acceso al control. Y la gente no es sádica, las feministas (en su mayoría) no van por la vida “muajajaja vamos a matar bebes despedazándolos en los úteros, muajajaja vamos a arruinarles a varones sus vidas al azar para que paguen por el patriarcado, muajajaja vamos a criar niños para que tengan vidas promiscuas y se envenenen los cuerpos con hormonas que enriquecen al complejo farmacéutico”. Las feministas quieren poder por la misma razón que vos querés poder: neutralizar peligros, porque los peligros son reales; el problema no es éste sino el fundamento colectivo del discurso.
Vaush —famoso youtuber de izquierda—, del 0:19 al 1:29: “Sólo quiero decir ¿no creés que tal vez diga algo sobre el hecho de que tengamos una cultura de la violación cuando se mete a seis personas en una habitación juntas para hablar del #MeToo y cuatro ‘che, cuál de ustedes ha experimentado agresiones sexuales’ y cuatro mujeres se sientan y todas ellas han sido violadas y todas apenas pueden decir una oración coherente atragantándose? […] No me sorprendería que la tasa de violaciones contra las mujeres a lo largo de toda su vida fuese de 1 cada 3, sólo que no sabemos porque nunca nadie denuncia, porque las denuncias no se toman en serio.”
La mujer describiendo la violación, del 1:37 al 1:55: “Como el perpetrador no era blanco y porque es parte de… sabés, cierta religión, la policía básicamente dijo ‘no podemos (hacer nada) debido a diferencias culturales’”.
Vaush, del 1:55 al : “¿QUÉÉÉÉ? ¡Mentiras! ¿Me estás cargando? ¿Acaba de transformar su confesión de violación en cómo ‘un rapefugee, puto Ahmed Muhammed, la violó y la policía dijo ‘uh, no podemos detener a gente marrón’ ¡Mentiras!”.
Este ejemplo no es para analizar los hechos en sí (aunque Vaush se equivoque [o mienta], y la policía sea bien consciente de las ramificaciones políticas de su accionar ante el crimen musulmán en la angloesfera; “asian” es un eufemismo que se usa en el Reino Unido para meter en una misma bolsa a los japoneses y coreanos con los pakistaníes y afganos en las estadísticas de crimen); lo que quiero señalar es la reacción emocional de Vaush, no sólo porque pasa en menos de un minuto de “believe women no matter what” a “bullshit!”, sino además la bronca desatada ¿Qué compromiso o contrato o código se rompió para que desate su ira ante una mujer confesando su violación?.
Aclaración: no malinterpretes lo que voy a explicar ahora. Es sólo para mostrarte el poder de discreción de los discursos de miedo, no para justificar la discriminación religiosa, ni el sexismo, etc. Porque la lógica que habilitaría la discriminación religiosa aquí es la misma que habilita al feminismo a querer destruir la masculinidad clásica occidental. “Como estadísticamente miembros de este grupo hacen más daño a las mujeres, hay que reventarlos en sus valores o diseñar leyes específicamente para lavarles el cerebro y resetearles el alma”. No, cada uno sabe qué es lo que tiene adentro del alma y cada uno sabe qué es lo que hace.
El bigote Fernández (Aníbal, no Alberto) tenía razón cuando dijera “la inseguridad es una sensación”; dejame darte un ejemplo negativo. Estadísticamente la mayoría de los violadores y agresores, per cápita al menos —y por goleada—, de las mujeres hoy en Europa son los inmigrantes MENA (Middle East and North Africa) ¿Por qué el feminismo hace zoom en el hombre hasta llegar al varón, pero no prosigue —se queda a medio camino— luego a elementos más precisos, como la religión y la nacionalidad, en tanto que lucha contra la violencia hacia las mujeres, buscando perpetradores definidos por identidades y rasgos comunes?:
“Seis mujeres han sido asesinadas en sólo cinco semana en Suecia”. Fijate cómo en esa nota se le echa la culpa a la violencia contra la mujer a “valores arraigados profundamente en la sociedad sueca”. Yo supongo que hasta el 2013 los varones suecos se habían olvidado que eran suecos; en la misma nota te ponen esta gráfica:
“Ofensas sexuales en Suecia”
¡Cielos! Me pregunto qué habrá pasado en el 2014. El 58% de los condenados por violaciones del 2013 al 2018 en Suecia eran nacidos en el extranjero, 427 de los 843 nacidos fuera de Europa, en su mayoría MENAs y africanos subsaharianos. En el 2018 había 7.7 millones de suecos en Suecia, y 2.5 millones de no suecos en Suecia (y no todos ellos MENAs). 2 + 2… y sin embargo vemos esto:
“Trocamos racistas por violadores”.
“Refugiados bienvenidos”
Esta última imagen es pura propaganda, el 75% de los migrantes MENA son varones en edad de combate, es decir entre 18 a 25 años; las mujeres, los niños y los ancianos se quedan en los países de tercer mundo, robados de su recurso humano más valioso.
Ahora ¿Por qué a la izquierda europea no le importa, por qué la especificidad de su discurso se detiene a medio camino? Es más, lo abraza. Por la construcción discursiva dominante; el varón patriarcal cristiano y occidental es mucho más peligroso para la mujer feminista que el posmusulmán errante vuelto animal al estar libre del yugo de la ley metafísica. Y en cierto sentido tienen razón, pero esto para más adelante.
Tiene razón Aníbal Fernández, la inseguridad en tanto que es social, es una sensación, y una sensación construida deliberadamente.
Aquí podemos ver la insuficiencia epistémica de la izquierda ante un simple troleo (“el Islám tiene razón sobre las mujeres”): “no está claro a quién ataca, si a los musulmanes o a las mujeres”, a ninguno de los dos en realidad, sino a esa fantasía del liberalismo progresista que pretende reducir todo a identidades superficiales y dóciles que carezcan de profundidad alguna. En un momento alguien dice “no sé lo que significa pero me disgusta”. Eso es el estado mental de un PNJ (personaje no jugador) o NPC en inglés. Syntax error. Este troleo es básicamente el método socrático en el S.XXI, y por algo lo condenaron a muerte a Sócrates.
Un breve comentario personal: hay que tener huevos para ser algo nuevo, para mirar al futuro. Sin duda el progresismo puede generar identidades auténticas, porque las cosas son lo que son; el drama es cuando se las quiere conciliar con formas incompatibles del pasado.
II. Legitimación del poder en el público general y la economía del miedo
Creer en la pizza violadora es más sensato de lo que parece.
Breve aclaración: esto es mero análisis del sistema del miedo, no un juicio sobre si ese miedo es justificado o no.
El miedo es ante todo un sentimiento por el cual quien lo siente se transforma en objeto de su propia preocupación. El miedo luego administra las relaciones entre los cuerpos vueltos objetos de su discurso (o sea, estamos en el dominio del ὀρθότης). El miedo es interesante, porque no sólo genera una masa fenoménica, esto es, no sólo hace aparecer los objetos de su discurso de determinada manera en la realidad, sino que además dirige las claves de su interpretación, es decir, les adjudica la capacidad de:
Hacer daño: objeto de miedo.
Proteger del daño: objeto de amor.
Padecer el daño: objeto de daño.
El miedo establece relaciones de proximidad que dependen de la reproducción en los cuerpos de una ontología serializada; en castellano, crea y necesita de lo que llamamos estereotipos. Todo miedo para que pueda ser social depende de los estereotipos (porque, por ejemplo, las feministas no pueden conocer a todos los varones uno por uno y someterse a todas las situaciones posibles de la vida). Y los estereotipos son objetos en tanto que son ὀρθότης, o sea, no emanan de la realidad óntica del ser unívoco e individual. Por eso, el miedo se pega como una baba o una peste a las personas reales, pero nunca se queda allí. Es decir, reside en los vínculos que el discurso asigna, y tiene la libertad de trasladarse de un cuerpo a otro.
Cuando hablamos del miedo, como fenómeno social, hay que entender que no representa en sí un peligro únicamente para la inmediatez óntica, sino que es un peligro para la ontología representada por el miedo en sí ¿Qué es lo que quiero decir? El miedo cuando se vuelve social, no representa nada más el peligro para determinados objetos, sino para la totalidad del horizonte ontológico, es decir, para la totalidad del hombre en tanto que el hombre es espíritu. En castellano: el machismo, en el discurso feminista, no es sólo ni puede ser sólo un peligro para el cuerpo de la mujer, sino para la vida constituida como experiencia total y humana de la mujer. De allí que hemos la popularidad de esta basura:
Lo peor del miedo es que se preserva, nunca se gasta, tiene una economía no sólo eficaz sino además eficiente.
La economía del miedo se mueve por tres relaciones:
El miedo en relación al objeto de su discurso.
El miedo en relación al espacio corporal.
El miedo en cuanto economía del poder.
1) Primera relación: objeto de su discurso.
El miedo en tanto que está ligado al cuerpo, “pasa de largo”; y en ausencia de objeto deviene angustia. El objeto de miedo implica anticipación del daño, nos proyecta hacia el futuro; es una invasión desde el futuro. El miedo no cobra su fuerza de la certeza, sino de la incertidumbre.
El miedo del libertario ante la posibilidad de la expropiación o del colapso económico, de la feminista ante la posibilidad de ser víctima de un femicidio o de violencia de género, el del católico ante la fragmentación de la ontología del hombre y de una tiranía antinatura, etc. Todos miedos totalmente racionales, lo que los diferencia es la preocupación primera de ellos y el de la distribución de sus estereotipos. El libertario y la feminista lo más probable es que compartan un estereotipo, más o menos parecido, del machista violento, la diferencia entre ellos es la frecuencia y la cantidad de sujetos en los que plasman estos estereotipos.
Si el miedo tuviera un solo objeto unívoco y bien definido, quedaría entonces encerrado y contenido por éste; pero entonces no sería miedo ni social. “Cualquier hombre es un violador en potencia, según la Psiquiatra Genoveva Rojo”. Y ése es el problema, esta afirmación es cierta y falsa al mismo tiempo; el miedo se vuelca a la virtualidad, porque al expandir la silueta potencial de su objeto, se vuelve más difícil el neutralizarlo; o mejor dicho, los mecanismos para la neutralización del objeto de miedo se vuelven un esfuerzo muy grande para toda la sociedad, y la ejecución del plan para la neutralización demanda más poder. Pero más adelante esto.
La economía del miedo funciona en el fracaso de la concreción del daño, “el pasar de largo”, del objeto de miedo (en lugar de decir “bueno, ya pasó la primera ola, ahora tenemos inmunidad de rebaño” tener miedo por la segunda, la tercera, etc.). Así se perpetua para desplegarse hacia otros cuerpos y mantenerse como puente entre el presente efectivo y el futuro virtual, manteniendo así abiertos y vitales sus fundamentos.
Aquí podemos ver un ejemplo donde el miedo queda totalmente contenido dentro de un solo objeto, cómo la concreción del daño se cumple y se desvanece, y el miedo transformado en bronca se vuelca en contra de la institución que prevé el futuro, es decir, quien canalizara al miedo; en un acto emancipatorio de voluntad popular.
Si el objeto de miedo hubiera “pasado de largo” sería que los habitantes de Springfield dijeran “vamos a darle más fondos al observatorio y a construir un búnker en cada casa por si esto vuelve a pasar, porque va a volver a pasar”.
El miedo se mueve a través de un movimiento lateral o metonímico (salta y se va pegando de un objeto a otro), eso ya lo dijimos pero, no sólo en cuanto objeto de miedo; también construye las fronteras de otros objetos en relación al sujeto, delimitando de esta manera las posibilidades de los circuitos de daño y de huida.
No sólo se ve afectada la relación entre el sujeto, vuelto objeto de daño —víctima de éste— y objeto de miedo, sino todo el entramado de relaciones objetivas que se acercan o alejan de la arquitectura del miedo; relacionando y juzgando rasgos de semejanzas ¿Qué es lo que quiero decir? Que el miedo en tanto que se presenta, no viene solo, sino acompañado de otros objetos y otras relaciones, la principal: el objeto de amor.
El miedo dirige hacia el objeto de amor. Si el miedo es la fantasía del daño, el amor es la fantasía de la preservación de la vida; recordemos, no sólo como vida del hombre individual, sino como forma total del mundo. Evitar el objeto de miedo implica buscar refugio en el objeto de amor; el miedo no se interpone entre el sujeto y el objeto de amor, sino que le abre y lo incita a recorrer tal camino que lo llevare hacia él.
El niño que tiene miedo del monstruo bajo la cama se siente impelido a la habitación de sus padres.
El adolescente que tiene miedo de haberse contagiado de VIH/SIDA se siente impelido hacia la medicina para el diagnóstico y potencial tratamiento.
La feminista que tiene miedo de ser violada y asesinada, o de ser obligada a tener hijos, se abre hacia la militancia feminista.
El libertario que tiene miedo de vivir en un tercer mundo socialista a la Zimbabue se abre a la militancia del partido libertario.
De esta manera, la vida conocida se configura contra los contornos desconocidos de la muerte. Como podemos ver, los cuatro ejemplos dados arriba son más o menos racionales y sensatos, el problema no es el miedo en sí, sino el hecho de que el pasar de largo del objeto de miedo corresponde con el acrecentamiento de la distancia entre el sujeto y el objeto de amor. En otras palabras: las feministas nunca van a estar satisfechas, porque la economía del miedo sólo amplía la distancia.
Me gustaba escribir ficción, y una sinopsis que había concebido hace un par de años era un futuro donde la fantasía de nuestra feminista favorita, Shulamith Firestone, se había cumplido: la clonación serial de hombres en úteros artificiales. Gracias a ésta, la descontinuación progresiva del varón se puso en marcha, al sugerir fuertemente el aborto en caso de que en la ecografía saliera que el feto es de sexo masculino o por medio de multas exorbitantes posnatales. Puede parecer paranoico, pero en China se mataba a las mujeres porque su modelo social no favorecía en el planeamiento familiar la concepción de la mujer.
Vas a tener que confiar en mi palabra, pero una vez me topé con una captura de una mujer feminista que había dicho que cuando se hubo enterado que estaba embarazada de un varón lo abortó para no traer a otro “varón blanco cisheteropatriarcal al mundo”. Hay gente así, y no los odio, odio el sistema que los vuelve así.
“Me hice 21 abortos”
“En el futuro cercano la ‘masculinidad tóxica’ va a ser un trastorno diagnosticable que va a prevenir que los varones puedan poseer armas y serás puesto en un régimen de pastillas de estrógeno que vas a tener que tomar regularmente para que no seas castrado”.
“La masculinidad tradicional” nombrada oficialmente como “nociva” por la APA.
Pero acordate, la feminista común y promedio tiene 0 poder sobre este discurso, y por ende 0 responsabilidad. Hablando de nuestros amigos de la APA, declararon al estoicismo como nocivo. Y tienen razón, pues el estoicismo neutraliza los mecanismos sociales del miedo, pero esto más adelante.
Date cuenta de una vez que algo más poderoso y más divino posees en tu propio interior que lo que provoca las pasiones y que lo que, en suma, te agita a modo de marioneta. ¿Cuál es ahora mi pensamiento? ¿Es el temor? ¿Es el recelo? ¿Es la ambición? ¿Es otra pasión semejante?
En primer lugar, no hacer nada al azar, ni tampoco sin un objetivo final. En segundo lugar, no encauzar tus acciones a otro fin que no sea el bien común.
Que dentro de no mucho tiempo nadie serás en ninguna parte, ni tampoco verás ninguna de esas cosas que ahora estás viendo, ni ninguna de esas personas que en la actualidad viven. Porque todas las cosas han nacido para transformarse, alterarse y destruirse, a fin de que nazcan otras a continuación.
—Marco Aurelio Antonino, Meditaciones
2) El miedo en su segunda relación: en relación al espacio corporal.
El miedo encoge los cuerpos para que ocupen menos espacios, y así evitar la inminencia del peligro; recorta y separa los cuerpos, sea como miedo al objeto que pasa o como miedo ante el movimiento de la angustia. Esto encoge a ambos cuerpos, el cuerpo objeto de miedo y de objeto de daño, y los limita a ciertos espacios irreconciliables. Por ejemplo, una mujer deja de verse como hombre en todas sus dimensiones, y se ve como víctima de violencia sexual, como objeto de daño; mientras que al varón, que se encuentra en un espacio limítrofe, deja de verlo como hombre en todas sus dimensiones y lo ve sólo como objeto de miedo, de la violencia machista.
Ahora, esta chica —salvo por el hecho de que un secuestrador encubierto de tachero en el conurbano va a usar la misma jerga que los magnates que violan niños traficados en sus yates millonarios— tiene razón. La realidad es que en Argentina por año desaparecen 20.000 personas aproximadamente, y de éstas sólo la mitad aparecen. La pizza violadora es más sensato de lo que parece, en especial si sos una mujer sola.
Obviamente hay gente, instituciones mejor dicho, a quien le conviene apaciguar ciertos miedos, como al sistema productivo oligárquico de la UE le conviene apaciguar el miedo al inmigrante MENA porque requiere de su mano de obra barata, y a la izquierda y a los liberales, porque, por razones que ahora no vienen al caso, es la homogeneidad cristiana y étnica (que tarde o temprano va a parir su παρουσία) una de las fuerzas que puede detener al progresismo y a la tecnocracia en Europa. A los administradores del miedo, del mismo modo, les conviene inflar otros miedos.
Estas barreras son pasionales e insondables. No pueden ser superadas a través de la razón, porque estas relaciones se forman y se sustentan principalmente de manera pasional. “Si no tenés útero no opines”, pero a Flor de la V (a modo de hipónimo para representar a todo sujeto que es objeto de daño por el patriarcado y la tradición en el discurso de miedo) se la acepta en los círculos feministas y la militancia proaborto, no por la posibilidad de una proximidad intelectual (pues un varón heterosexual también puede aproximarse intelectualmente), y obviamente tampoco porque sí tenga útero, compartiendo así las condiciones materiales del reclamo del aborto, sino porque se configura como igual a las mujeres por el hecho de que lo transexual ocupa un espacio semejante al de la mujer en la ontología del miedo.
El feminismo tiene “razón” (coherencia) al decir y hacer esto, pues el varón tradicional, debido a la inmanencia de la forma que la naturaleza le hubo marcado y la adhesión a la norma cultural, no puede ocupar el lugar ontológico de la mujer en relación al aborto, y el objeto de miedo es el patriarcado occidental ante la prohibición de éste; y el patriarcado es el mismo objeto de miedo que atenta contra el sujeto transexual; por ende, la relación entre mujeres y transexuales es de semejanza y ocupan con proximidad los mismos lugares, sus cuerpos se achican en dirección de los mismos espacios. Porque, como dijimos antes, el fundamento es el miedo, y lo comparten en la configuración del discurso.
Y dirás “pero un varón también puede sentir miedo por una paternidad no deseada”, sí; de la misma manera en que millones de judíos también sufrieron las penurias económicas del Tratado de Versalles y lloraron por sus familiares muertos en una guerra que no pudieron ganar a pesar de la todo el sentimiento patriótico invertido, pero en el discurso de miedo nazi el cuerpo del alemán judío es retirado de los espacios que ocupa el cuerpo del alemán cristiano, porque un mismo cuerpo no puede ser el objeto de miedo y el objeto de daño al mismo tiempo.
3) El miedo en su tercera relación: como economía del poder.
El miedo funciona como tecnología de gobernanza, siempre ligado a la pena del castigo.
En el presente, donde los sistemas cibernéticos, automatizados, descentralizados, donde es imposible encontrar rasgo antropológico alguno, es decir, humanidad alguna, la angustia del individuo por la falta de contención y comprensión sobre los procesos opacos y misteriosos de los cuales depende su día a día aumentan su angustia. El está obligado a delegar sí o sí su protección. En el pasado también fue así, es decir, el campesino romano viviendo en la frontera dependía de las legiones apostadas en la fortaleza cercana. La diferencia es que hoy en día, no es sólo la fuerza lo que debe delegar, sino también la propia concepción de la amenaza y de la protección.
El campesino romano sabía bien lo que es un bárbaro, y qué es lo que podía ocurrirle ante la invasión; el habitante de la actualidad no comprende exactamente cuáles son los mecanismo que rigen en las mutaciones del virus CoViD-19, ni en qué consisten esas mutaciones, ni cómo se manifiesta la virulencia, o los parámetros para medirla, ni mucho menos cómo lo protege la nueva vacuna de ARN mitocondrial, en las minucias de los procesos bioquímicos de transcripción y replicación; al mismo tiempo que vive en un mundo de biodiversidad humana, donde un hombre en Hong Kong puede tener contacto con diez personas que viajarán a diez países distintos, y a su vez estas diez con otras diez cada una a otros diez países distintos, etc. todo en menos de una semana.
Debe aceptar el discurso técnico, cuya verdad se le oculta —no deliberadamente, sino por la propia opacidad del sistema complejo y del conocimiento técnico que no posee para interpretar la masa de datos—, traducido y comunicado todo por parte de los delegados oficiales, y luego acatar las órdenes que los mecanismos de los estados ejecuten para afrontar tal amenaza. En resumen, si aceptás el discurso tecnocrático es a través de un acto de fe colectiva. Si lo rechazás es por medio de una desconfianza infundada de disidentes. No hay posibilidad de relación directa con la totalidad de las verdades en el mundo tecnocrático y globalista (en tanto que estas verdades técnico-científicas son ὀρθότης; pues la desconfianza genuina es ἀλήθεια).
Simplemente, el presente es muy complejo como para ser digerido mentalmente por el hombre común. Todo es amor al libre mercado y laissez-faire, hasta que la crisis económica global golpea. Vivimos en un mundo de relaciones descentralizadas con microleyes gobernando de manera independiente los átomos de diversas estructuras moleculares cuyas relaciones no siempre (casi nunca) son obvias; la única manera de domar a esta bestia es con ejércitos de hiperespecialistas burocráticos cuyos conceptos y jergas no tienen relación alguna con los conceptos y jergas de la vida diaria y vulgar.
¿Te acordás cuando el machismo era ser hostil contra las mujeres por ser mujeres? Ahora tenés toda una serie de expresiones teórico-técnicas: micromachismos, violencia simbólica, invisibilizaciones, discursos paternalistas, etc. palabras que no son del todo obvias y que precisan de un técnico acreditado para su interpretación oficial. Ante el sometimiento de la relación entre varones y mujeres al discurso científico-académico, lo que ocurre es que la aproximación ya no puede ser por medio de una praxis confiada a los ciudadanos comunes, sino a todo un planteamiento técnico estatal para con la población de ποίησις (acción que genera un producto por medio de la técnica, a partir de algo que preexistía en la naturaleza, pero cuyo producto es artificial, en el sentido de que es un artificio; como un carpintero creando una puerta desde la madera de un algarrobo). Traducido al español: el machismo al haberse convertido en un objeto de carácter teórico-técnico debe lidiarse por medio de una ingeniería social, dirigida por un grupo de científicos sociales e implementada por las fuerzas del estado a escalas industriales.
El lenguaje del miedo intensifica las amenazas y distingue entre “amenazados” y “amenazantes”. El miedo es un efecto de este discurso, no su origen; por eso las mujeres europeas no le tienen miedo al varón musulmán árabe pero sí al varón cristiano y occidental; por supuesto, siempre hablando de la virtualidad en el discurso social, concretamente una mujer va a tener el mismo miedo de quien la esté violando efectivamente, sea de la religión que fuere. Unos cuerpos se alinean y se disponen contra otros; o sos aliado o enemigo, no hay punto intermedio. Por eso Vaush rompió en furia, porque en el discurso de izquierda el musulmán no puede ser objeto de miedo.
Es el cuerpo con la capacidad de neutralizar al objeto de miedo quien se convierte en el objeto de amor; y es este cuerpo, en tanto que se declare como aquél que coordinará y reunirá las fuerzas para tal lucha, quien se autoconfigura como el objeto de amor. Así como la distribución del miedo aleja y separa a unos cuerpos de otros, la identificación solidaria y amorosa extiende a los cuerpos individuales, les hace ganar espacio y los conecta por medio de la presencia a través de un cuerpo colectivo.
Dos ejemplos, en el primero la congregación masiva e identificación colectiva es un arma psicológica para defenderse del miedo ante la posibilidad de sufrir toda la furia de la OTAN (o de la mera posibilidad de una derrota humillante; el retorno a casa de los muertos y mutilados por nada), encontramos aquí sólo la expansión de los cuerpos en espacios públicos. En el segundo se utiliza la congregación colectiva, de un grupo reducido en un espacio público, para encoger los cuerpos de quienes son objeto de miedo, y así reducir los espacios que ellos ocupan.
El ejemplo de esto es la sororidad feminista y la militancia que se hace presente en espacios públicos. Imaginate el poder que puede obtener quien coordine o subyugue o alinee los circuitos y movimientos de la identificación solidaria de los sujetos.
Esto justifica la extensión del poder sobre los cuerpos individuales por parte del cuerpo objeto de amor, y en contrapartida, demanda el encogimiento de los cuerpos objeto de miedo; todo a través del movimiento lateral metonímico.
El órgano del cuerpo objeto de amor encargado de luchar contra la amenaza del miedo precisa de la inseguridad fronteriza de espacio donde “el no” pueda penetrar. La política del miedo se narra como angustia fronteriza. Invasiones, incendios, hogares y relaciones inseguros. Se debe presuponer que las cosas no están seguras para justificar el ejercicio del poder en pos de vigilar la frontera inabarcable. Y esto no es mentira: “el pecado siempre está al acecho del hombre; la violencia patriarcal la mayoría de las veces es intrafamiliar, el tráfico de drogas es un negocio en el cual los extranjeros juegan un papel fundamental”. El problema es que esta percepción de crisis no es un hecho, sino una declaración. El órgano del cuerpo objeto de amor no administra el poder por medio de los hechos, sino de las crisis.
Por ejemplo: Cuando Brenton Tarrant cometió los atentados de Christchurch, el gobierno neozelandés puso en marcha una confiscación masiva de armas a sus ciudadanos, junto a políticas de deseuropeízación y de autoflagelación étnica, cosa que es acertada y totalmente racional, las cruzadas y el jihadismo son productos del amor en la fe propia; de querer expandir su espacio contra aquello que amenaza su expansión. Pero cuando fue el ataque terrorista en Auckland, por parte de un miembro del ISIS, Ardern no hizo mención alguna a los motivos del ataque, el extremismo islámico. Porque Nueva Zelanda, por diversas razones, no puede mostrar el mínimo rasgo de islamofobia. Igual, creo que dice más el hecho de que seguramente sólo uno de estos atentados conocías de antemano. Esto, de vuelta, no es nada nuevo:
Nerón culpando a los cristianos del incendio de Roma, y el miedo a la posibilidad de nuevos sabotajes.
Hitler culpando a los judíos por la derrota del Imperio y las desgracias y perversiones de la República de Weimar, y el miedo a la posibilidad de nuevas traiciones.
El genocidio de 1.000.000 de Tutsis a mano de los Hutus por el colaboracionismo colonial y por el miedo a que el Frente Patriótico Ruandés destruya la democracia.
El problema es que estos desplazamientos son lentos y progresivos. Acordate, en muchas jurisdicciones argentinas los varones ya no tenemos presunción de inocencia. Hitler tranquilamente, si los judíos eran la causa de los males, en tanto como sujetos genéticos, bastaba con alejarlos de las instituciones, pero como bien dije antes: la distancia en el miedo nunca puede terminar de abarcarse, porque si se terminase de abarcar el objeto de miedo se cae del circuito ontológico, y por ende también el objeto de amor justificado y sostenido por éste. Es decir, si el problema del judío se solucionaba fácil, el Partido Nazi hubiera perdido su justificación y por ende la legitimidad de su poder siempre expansivo.
La justificación de una crisis, en los medios modernos de comunicación, requiere de hechos reales como medio para crearse como punto inicial de un discurso verosímil. Es una desgracia que casi todas las cabezas de las revoluciones marxistas fueran efectivamente judías en la República de Weimar. La realidad es que los movimientos comunistas fueron un factor clave en la derrota, de la manera en que se dio —tal vez Alemania hubiera sido derrotada de todas maneras— al dirigir huelgas y paros que paralizaron la industria bélica, colapsando los esfuerzos de guerra alemanes en pleno conflicto.
Gracias a la labor de las Freikorps, los comunistas fueron derrotados. Años más tarde empezarían a llegar relatos de los horrores del Holodomor y de los GULAGs. A Hitler le bastó desenterrar algunos comentarios antisemitas de Kant y Wagner, recordarle a la gente lo cerca que estuvo de terminar como la Unión Soviética. El resto es historia. Y la verdad es que para Hitler fue muy fácil, hasta Marx era antisemita.
La Alemania Nazi fue un retroceso absoluto a la barbarie, algo que es costumbre para ellos… jajaja nah broma, los estereotipos están bien sólo para hacer chistes.
Volviendo al tema del feminismo, pareciera haber algo inherentemente peligroso al sexo masculino. En los chimpancés, el 92% de los “panicidas” (de pan troglodytes, compárese con homo sapiens) son machos, y el 73% de las ocasiones son las víctimas. En los hombres, el 92% de los homicidas son varones y el 78% de las víctimas son también varones. Visto de esta manera, las afirmaciones feministas son totalmente racionales. Pecando de leostraussitas, la masculinidad parece en sí peligrosa.
He aquí la trampa. En EE.UU. hay aproximadamente 16.000 homicidios por año. La cantidad de varones homicidas no llega al 0,1% (si los números no me fallan). Un número similar para la Argentina, que en promedio tiene 2200 homicidios por año ¿Y qué si Marx y Hitler tienen razón sobre los judíos? El 99% de los judíos no son banqueros internacionales ni comunistas subversivos; lo mismo que los varones y la violencia. En EE.UU. el 50% de los detenidos por crímenes violentos son negros a pesar de ser el 10% de la población ¿Van a imponer un apartheid por ello? Obviamente que no.
Yo sinceramente creo que el modelo liberal (en el sentido de todo lo que es hijo de la Ilustración y del Humanismo) es insostenible, por dos motivos, uno interno (por la propia naturaleza lógica de los derechos modernos; lo veremos más adelante de la mano de Adam Katz) y otro externo, por el accionar de la izquierda interseccional, donde entran en conflicto la noción humanista de “todos los hombres nacen y son creados iguales” con la perspectiva colectivista de mal de culpa y mal de pena en dimensiones históricas y estructurales.
Pero, para ir cerrando esta sección, supongamos que prefiriéramos aferrarnos al humanismo. He aquí la gran diferencia que hay entre un discurso político y movimiento saludable, y otro que es un agujero negro acumulador de poder a través de la instrumentalización del miedo:
a) El discurso político saludable no depende de un discurso ontológicamente serializado, o sea de estereotipos, para constituir su objeto de miedo, sino de acciones bien definidas y delimitadas ¿Y qué si los musulmanes tienden a ser más violentos? A Jafar Majmud, que está sentado ahí, no lo podés discriminar, ni debés ni tenés que hacerlo; el no es responsable ni de atentados terroristas ni de violación alguna. Si le vas a prohibir la entrada a tu país que no sea porque es musulmán, sino porque sea ley para todos; ley pareja no es rigurosa.
b) Tiene metas claras y concretas, que una vez logradas el miedo no se traslada a otro objeto. Por eso el movimiento sufragista no es comparable con el que quiere derribar al patriarcado ¿Cuándo se va a derribar al patriarcado, exactamente? Y no quiero respuestas tautológicas “cuando haya justicia” ¿cuándo va a haber justicia? “cuando varones y mujeres sean iguales” ¿cuándo van a ser iguales? “cuando no haya patriarcado” ad infintum et plus ultra. Termina siendo como el comunismo, nunca se termina de llegar al mundo donde el estado ha sido abolido junto con las clases sociales; derribar al patriarcado es equivalente a alcanzar la sociedad sin estado ni clases, como objetivo concreto depende del hermeneuta de turno.
Por ello me cae bien y la admiro por su osadía y claridad intelectual, y sinceramente lo digo, a Shulamith Firestone —aunque sea mi enemiga ética y mortal—, porque previó con claridad el desarrollo histórico de proseguir la trayectoria feminista en la sociedad tecnocrática, y con total honestidad desplegó su futuro teleológico. El feminismo de Shulamith Firestone no se anduvo con vueltas y declaró un fin concreto: la abolición de la reproducción natural.
No hay feminismo sin tecnología, si tuviéramos la tecnología de la edad media no creo que andarían militando aborto libre y gratuito, de la misma manera en que la revolución sexual no hubiera sido posible sin los anticonceptivos modernos; todo movimiento político moderno es producto de la tecnología moderna, y en Occidente, además, éstos son dirigidos y guiados en su dirección ética y estética por ella (China tiene la misma tecnología y no es woke, Marx estaba equivocado).
Últimas palabras: toda aquella economía del miedo no es sólo aplicable en la actualidad a la izquierda; yo la veo funcionando en otros discursos, los cuales no te digo para no espantarte, y si sos el libertario promedio, te estoy haciendo un favor, porque lo más seguro es que necesites enriquecer tus herramientas conceptuales.
Mirá desde el 7:35 al 11:02:
III. El sacrificio de chivos expiatorios en el S.XXI
El lento pero seguro genocidio de los occidentales
“Sí, la diversidad se trata de deshacerse de la gente blanca (y eso es algo bueno)”.
¿Qué le sigue al miedo? El resentimiento; no sólo ni siempre en un orden cronológico, sino también sintáctico.
Para ilustrar la relación miedo-resentimiento: el miedo a la inminente crisis económica (en lo referido al cuerpo personal, el caer en la pobreza y perder por ende servicios como telefonía, medicina prepaga, o incluso ya no poder darle una alimentación digna a tu familia) debido al déficit fiscal y a la emisión sin respaldo del Banco Central, producto del gasto gigantesco del estado, hace que el monotributista exprese en relación a este miedo un resentimiento hacia los planeros, que son causa y/o beneficiarios de este mal general, y que representan subsidiarios de un privilegio que él no tiene: recibir dinero del estado sin contribuir.
Toda relación cronológica implica una sintaxis. El miedo es el enunciado de la proyección del sujeto en los espacios limítrofes e inseguros. El resentimiento es el enunciado de la sensación inmediata en el espacio más concéntrico y seguro, donde hay más intimidad y libertad. Por ello nuestros amigos y familia nos oyen decir cosas que nunca diríamos en lugares públicos en lo referido a la problemática social; por ende, la expresión de un resentimiento común entre individuos desconocidos entre sí genera (o simula) lazos fuertes, fraternales (o sororales).
Tal vez algún día lo trate en profundidad, pero: la principal función de la democracia es redirigir resentimiento —la ocultación del poder es un efecto secundario—, que naturalmente iría hacia las instituciones, en contra de otros miembros de la población, porque vivimos en un mito liberal en el cual todo mal social tiene un perpetrador aprovechándose de otro grupo, y en un mito modernista en el cual las instituciones no pueden cometer errores; porque las instituciones al no ser soberanas, si fallaren, podrían ser removidas, y para sobrevivir en el tiempo y tener estabilidad necesitan redirigir la culpa hacia un tercer externo (por ejemplo: el estado argentino redirige la culpa hacia el gobierno electo; como si fuese posible que la potencia de un ente concreto, en tanto que sea la suma de energía y de conocimiento, sea infinita). Si Macri ganaba seguro hubiéramos tenido problemas parecidos con las vacunas y una cantidad similar de muertos (y el peronismo se hubiera apropiado en esta realidad paralela del discurso actual de la oposición, como también el argumento de “la pesada herencia” cambió de manos como si nada). Compará la cantidad de muertos por CoViD-19 en Bélgica. Argentina tuvo 2570 muertos per cápita, Bélgica 2240. Y estos resentimientos deben ser canalizados por medios democráticos dentro de los confines liberales.
La Alemania nazi es un ejemplo de lo que ocurre cuando el resentimiento étnico sobrepasa tales barreras, y el Holodomor y los GULAGs cuando el resentimiento social hizo lo propio en la Unión Soviética. Esto ha resultado en la sobreimposición hegemónica de la distinción binaria “judío/nazi” en el discurso público (por eso ves a troskos llamando fachos a libertarios, y a libertarios llamando fachos a los troskos; y cambiemistas y kirchneristas haciéndose lo mismo). De esto surge el fetiche, en nuestra poscultura o excultura, de adjudicar a todas y cada una de las identidades del cuerpo común y civil el estatuto de victimario o de víctima. Básicamente, el espectáculo democrático moderno es un sistema en el cual quien hubiera sido el chivo expiatorio vuelve chivos expiatorios a quienes originalmente elegirían al que hubiera sido el chivo expiatorio, pero aún así cada bando se ve como el que habrá de ser acusado (porque efectivamente pueden serlo) como el chivo expiatorio.
La excepción es el blanco occidental, que abraza en un goce mártir y redentor “la culpa blanca, los pecados del eurocentrismo y del colonialismo, el horror de la heteronormatividad, la culpa del capitalismo, etc.” en un simulacro perverso del sacrificio de Jesucristo, para detener así el circuito del resentimiento y librarle a los otros grupos que hubieren sido chivos expiatorios la carga de tales cadenas; cuyo precio a pagar es ser la única cultura de entre todas las culturas, y los únicos pueblos de entre todos los pueblos, sin derecho a heredar su tradición y cosmovisión; a ser neutralizada, deconstruida y desensamblada, mientras se festeja en todo medio de comunicación masivo y plataforma política como avance de la especie humana, para finalmente exhibir los despojos (desde los héroes y los mitos fundacionales de sus naciones hasta un cuento de hadas que alguna vez una madre le contó con mucho amor a su hija) en las universidades, en las facultades de Filosofía y Humanidades, de la misma manera en que se exhiben en las facultades de Ciencias Naturales a un gusano parasitario en formol.
Las instituciones políticas modernas sólo pueden sobrevivir y perpetuarse en la continua redirección de resentimientos fijos, y como el sistema democrático es tan efectivo en redistribuir el resentimiento, y los discursos posestructuralistas de la izquierda son tan efectivos en difuminar las relaciones de poder a través conceptos abstractos, como la teoría del labor de Marx en Capital Vol. I, e instituciones inmateriales que existen en la medida y en la forma que exista la episteme con la forma determinada con que un autor dado las describiera, como el patriarcado.
Lo absurdo de esta situación me lleva a formular la siguiente pregunta: ¿cómo podríamos trascender y escaparnos de este sistema político basado en un mercado de resentimientos y de culpas —donde la mercancía son narrativas que requieren de chivos expiatorios—, para así poder construir uno donde el poder político no esté obligado a ocultarse detrás de un espectáculo cuasideportivo como único mecanismo para evitar la perpetua amenaza de la disrupción violenta en contra del orden institucional?
La única solución que se me ocurre es que nos tenemos que convertir en una humanidad capaz de aceptar la realidad de que el orden social no sólo necesita, para establecerse y mantenerse, de instituciones que actúen bajo una serie de reglas coherentes y explícitas, administradas por autoridades cohesivas y que cooperen entre sí, sino que además tenemos que tener la madurez de rechazar las ilusiones liberales y reaccionarias, para así comprender la inevitabilidad de los errores, de los yerros, de las equivocaciones, que las autoridades cometen, fueren por insuficiencia en su capacidad de acción material o de pensar y decidir informadamente.
Sólo de esta manera, las autoridades y las instituciones podrán superar el miedo de ser derrocadas y destruidas, y tomar así responsabilidad de las situaciones y de los problemas sin necesidad de recurrir al desvío de la culpa y de la responsabilidad. A todos nos pasó que a pesar de haber tenido las mejores intenciones, de seguir las reglas al pie de la letra y de habernos preparado lo mejor que hubimos podido, las cosas no salieron como esperábamos, a veces de manera catastrófica.
La narrativa de víctimas y victimarios, donde todo se reduce a la promesa de que los problemas se solucionaran sólo una vez que hayamos identificado a un perpetrador que deberá sufrir la retribución (venganza) de las autoridades en nombre del bien común, es una forma atractiva de hacer política por razones obvias.
En el caso de la autoridad detentando el poder en un sistema democrático, la opción obvia para construir a su perpetrador es señalar a los grupos sociales que se hallaren en la inmediatez de sus límites y con la suficiente capacidad para desestabilizar su legitimidad o efectividad en el espacio céntrico como autoridad, y que además cuya identificación no aliene a la mayoría del electorado (el kirchnerismo contra la clase media y el campo; la izquierda tecnocrática del primer mundo contra la población local arraigada a sus tradiciones; los nazis contra los judíos y los movimientos comunistas, etc.).
Las narrativas de quienes no están en el poder eligen a sus perpetradores señalando a cualesquiera autoridades que generaran y administraran las leyes y las normas que se honraron y obedecieron sin entregar a cambio recompensa alguna, más que el orden social.
Pero este modo sólo puede perpetuarse a través de un sistema interminable de desplazamiento del resentimiento, y con la democracia liberal habiendo perfeccionado estos circuitos, se ha vuelto imposible determinar quién está a cargo realmente. Si es el desplazo de nuestro resentimiento quien oculta el poder y lo que vuelve imposible determinar quiénes son los verdaderos responsables, la única manera de escapar a este espectáculo circense es donar nuestro resentimiento a la autoridad; hemos de aprender a respetar la autoridad al mismo tiempo que aceptamos que no todo siempre irá perfecto, que los gobernantes no son perfectos y que las cosas saldrán mal de vez en cuando.
Si las instituciones no tuvieren la necesidad de desplazar el resentimiento que se dirige hacia ellas, no habría necesidad tampoco de generar discursos para desplazar la culpa hacia chivos expiatorios con tal de asegurar la estabilidad de las instituciones y del funcionamiento social; la autoridad podría absorber toda la culpa —sin transmitírsela a nadie— y asumir total responsabilidad. Por un lado, las autoridades podrían dedicar toda su energía y la suma de sus esfuerzos a resolver los problemas, en lugar de dedicarlos al mero intento de mantenerse en el poder y de crear una buena imagen pública; por el otro, no habría divisiones civiles ni hostilidades entre sujetos que no tienen poder alguno y que no son parte de las instituciones de poder a causa de los resentimientos por las insuficiencias de las instituciones a las que unos y otros se adscriben. Mientras menos nos obsesionemos con buscar a los culpables de un problema, erigimos menos obstáculos para aquéllos buscando una solución.
La justicia es un concepto totalmente vacío, y no estoy diciendo que deberíamos abolir el poder judicial ni la ley penal. Pero el poder punitivo del estado debe estar destinado a evitar el perjuicio y el daño de la gente común; la prohibición en contra de las conductas criminales debería entenderse en términos de proteger a las personas de la violencia y la coerción. No hay tortura o pena de muerte que pueda desviolar a una mujer o desasesinar a un hombre. Bajo esta perspectiva, nociones como “justicia social, reparación histórica, prohibido olvidar, ¡nunca más!, etc.” se revelan ante nosotros como lo que realmente son: narrativas del resentimiento en busca de un chivo expiatorio para ejercer poder sin ser cuestionadas las autoridades que las apropian.
En cualquier sociedad, es decir, un sistema humano donde los individuos de manera directa o indirecta trabajan en conjunto para un fin determinado: la preservación del orden y del bienestar público, es una situación donde los hombres están siendo guiados. Porque siempre habrá de haber un sujeto originador de los conceptos y de los nombres de las palabras para tales conceptos, que en un grado cero pueblan y conforman nuestro entender colectivo de lo que es la sociedad que habitamos y que dan un sentido narrativo al propósito y a las expectativas patrimonio de la comunidad (y luego sucesivamente en otros grados, nuevos líderes irán adhiriendo o sustrayendo a la suma de conceptos que sirve de horizonte ontológico compartido).
En la democracia moderna no tenemos otra opción más que resentir el liderazgo de la autoridad, y así se vuelve más difícil la cooperación ente los unos y los otros. Mientras sigamos bajo las alucinaciones y las fantasías que esconden la relación entre poder malgastado y autoridad necesaria (mientras no podamos depositar la fe y la confianza en aquéllos que se hagan responsables totales, incluso si no fuese su culpa —porque ésa es la verdadera autoridad responsable, la que se hace cargo sin echarle la culpa a nadie no sólo de lo que hizo y hace, sino también de todo lo que ocurre dentro de los espacios bajo su jurisdicción y donde su ayuda pudiera ser requerida—), más estamos a merced de quienes nos engañan sólo para poder perpetuarse en el poder.
Y sabemos qué clase de hombres son éstos, los que no buscan chivo expiatorio alguno; los que nos incitan a sumarnos a ellos sólo con la promesa de aceptar responsabilidad sin ninguna otra recompensa más que el cargarla en las espaldas. La única manera de salir de este circuito de odio y resentimiento es encontrar tales líderes y protegerlos, sea por medio de la elección mayoritaria en un acto de gracia democrático, a través de la disolución de este sistema patológico, es decir, de la abolición de la democracia representativa y universal a la American Empire.
Hemos respondido así a la segunda pregunta “¿Qué gana la izquierda manteniendo el discurso de que aun son la periferia y no la hegemonía?”
IV. Entremés, algunas consideraciones antes de proseguir
Ahora aprovechá y buscá otra taza de la infusión que estés bebiendo
Hasta aquí, todos los sistemas sociales descritos funcionan igualmente para la izquierda, la derecha, y toda clase de creencias en muchos tiempos pasados y venideros (al margen de los ejemplos concretos dados y de particularidades que nos competen sólo en nuestra actualidad histórica); pero era totalmente necesario describirlos y explicarlos, porque no están al margen del fenómeno del wokeismo; son su soporte y espacio de acción.
Ahora detallaré los elementos que son propios a la izquierda progresista y que han hecho que el wokeismo se vuelva lenta pero seguramente la religión mayoritaria y secular de Occidente. Dicho de otra manera ¿Por qué la derecha ha perdido concreta y efectivamente a la hora de cautivar a las masas, en tanto y cuanto que es una serie de discursos políticos al igual que la izquierda?
Identifiqué dos desventajas que la derecha tiene para con la izquierda:
El discurso de derecha es contrario a la sobresocialización y a los sentimientos de inferioridad; por el contrario, la ontología que la izquierda tiene para con el hombre por definición incita y se aprovecha de estos dos elementos.
Primero, la derecha es individualista, así que no genera resentimiento colectivista, es decir, no tiene una tendencia natural a aglutinar grandes masas de gente con un fin positivo en común y por ende no puede aprovechar el bucle derechos-poder. Segundo, la propia naturaleza del dogma dominante en la derecha tiende a suprimir sus elementos e individuos más radicales, mientras que la izquierda los cultiva y cosecha a sus individuos más extremistas y a sus elementos radicales, haciendo provecho de ellos; y esto es muy importante, porque la política es un campo de baja energía.
Todo lo puesto en cursiva son conceptos formales a desarrollar para poder entender las minucias de la diferencia entre la izquierda y la derecha como sociedades públicas y arquitecturas de relaciones políticas en los ciudadanos.
Voy a encarar ahora la primera pregunta que formulara al principio del texto “¿Por qué la izquierda no ve la verdad, cuando la realidad claramente señala otra cosa?” Hilaremos esto con otra afirmación, también hallada al principio del texto “Para que el individuo derive goce del poder ejercido por autoridades terceras y más grandes que él, debe sentir que no tiene control directo sobre su vida diaria, al menos no a largo plazo; así, la única manera en que puede sentir control es de manera vicaria”.
V. Sobresocialización, y la búsqueda de libertad en actividades subrogadas
La mentira piadosa del marxismo
La gente todavía sigue tomando en serio a Marx, a pesar de que ninguna de sus predicciones se cumpliera. Para mí, sin duda alguna y por una distancia medible sólo en años luz, la absurdidad mayor de la teoría marxista es considerar que la ganancia es absolutamente relativa a la apropiación de la plusvalía; siendo la labor la fuente del valor de la mercancía y la (apropiación de) plusvalía la fuente de la ganancia.
Esto implicaría, necesariamente, que las tasas de ganancia debieran ser menores en aquellas industrias y modos de producción en las que encontramos un nivel altísimo de producción (en tanto que el valor de la mercadería es un activo corriente) y con una mano de obra escasa o casi nula, en comparación a otras industrias y modos de producción con un volumen similar de producción y/o activos de mercadería pero con una proporción de mano de obra mucho mayor.
La realidad es totalmente opuesta. Las industrias y modos de producción totalmente automatizadas poseen un margen de ganancia muy superior a aquéllas donde predomina el labor humano. No es el labor humano necesariamente quien le da valor a la mercancía, ni tampoco la ganancia depende relativamente del esfuerzo invertido en la producción ¿Querés una demostración cruda? Un alemán vendió un lienzo pintado sólo de azul a US$33 millones.
La planta automatizada de Audi y la pintura A B, Still, nos obligan a repensar la relación entre trabajo-tecnología-valor. Dejame presentarte a Ted Kaczynski, también conocido como el Unabomber.
Los zurdos tienden a odiar todo aquello que posea la apariencia de ser fuerte, bueno y exitoso. Odian los Estados Unidos, odian la Civilización Occidental, odian a los varones blancos, odian la racionalidad. Las razones que los zurdos dan para odiar a Occidente, etc. claramente no corresponden con sus motivos reales. Ellos DICEN que odian a Occidente porque es belicoso, imperialista, sexista, etnocéntrico y demás, pero cuando estos mismo pecados aparecen en países socialistas o en culturas primitivas, el zurdo encuentra excusas para ellos, o de MALAGANA lo admite; mientras que con ENTUSIAMO señala (y usualmente exagera) estos pecados cuando aparecen en la Civilización Occidental.
—Ted Kaczynski
El Unabomber comienza su manifiesto buscando una aproximación tipológica a la psicología del wokeista (leftist “zurdo”). Para él, esta tipología se caracteriza por dos corrientes (cuya aplicación a los izquierdistas de los siglos XVIII, XIX y primera mitad del XX no es apropiada). La primera, sentimientos de inferioridad; la segunda, sobresocialización. Es la presencia conjugada de estos dos elementos quien crea al wokeista.
1) Sentimientos de inferioridad
No hay que entender esto meramente en el sentido individual y personal, sino en un movimiento pasional que se dirige hacia las estructuras semánticas que relacionan las entidades e identidades de carácter histórico y social. Es un acto de apropiación política que, por medio de la hipersensibilidad, traslada a la lucha del poder público e institucional, la primacía de las emociones en detrimento de la racionalidad; cuyo único fundamento es que las relaciones de superioridad e inferioridad son intolerables y deben ser erradicadas.
Kaczynski pone el siguiente ejemplo concreto y contemporáneo para él (el manifiesto fue publicado en 1995, pero su escritura probablemente empezara en la década del ‘80): activistas animales habían exigido el desuso de la palabra mascota y postularon el de “compañía animal (animal companion)”. Hoy vemos grupos antiespecistas que tratan de poner al animal al mismo nivel del hombre, o que incluso proponen programar la esterilización humana para no perturbar “el orden natural”.
“Tener un hijo el es más grande acto de destrucción climática”
Para Kaczynski, la placa de petri donde se produce el cultivo de sentimientos de inferioridad son los círculos académicos, universidades y el sistema de producción cultural, como los medios de comunicación masivos. Lo obvio de las epistemes no vale la pena mencionarse, pero Kaczynski señala cómo por medio de pequeños giros comienza la infección del organismo académico, el ejemplo que da es: cómo se suplantó en la terminología antropológica, al momento de referirse a grupos humanos que en la actualidad viven en un nivel tecnológico equivalente al de la Edad de Piedra, el uso de “sociedades primitivas” por el de “sociedades aisladas”.
La superioridad deviene un crimen, en un movimiento simétricamente opuesto la debilidad deviene virtud. El sentimiento de inferioridad aglutina en el zurdo una solidaridad instantánea con todo lo que sea considerado débil, derrotado, repugnante y/o inferior. Por eso en el discurso de izquierda, la mujer (que es vista como débil en el sistema occidental) y el musulmán (como repugnante en el sistema occidental) se vuelven aliados; a pesar de las incongruencias, porque no los une relación positiva alguna, sino que están mediados negativamente por la relación de valores que se enfrenta al sistema occidental. El zurdo “odia” toda imagen apolínea.
Escultura occidental y patriarcal
Esculturas feministas y progresistas
El supuesto odio a Occidente por el haber sido esclavista, racista, patriarcal, colonialista, etc. es señalado claramente por Kaczynski como una pantalla hipócrita. Primero, porque es Occidente el lugar que fermentó e incitó la abolición de la esclavitud y el surgimiento del feminismo (un fenómeno exclusivo de Occidente y de los lugares conquistados por él a través de la guerra, como fueran Japón y Corea). Occidente es el lugar donde se crearon los principios éticos que hacen incompatibles con el acto político legítimo los sistemas de castas y la segregación racial (teniendo un precedente germinal en la Ley Romana de Origen Cristiano). En Occidente, los procesos de descolonización fueron producto de conflictos internos entre gente motivada por los mismos principios occidentales (léase a Mariano Moreno), al margen de que las nociones de subyugar a otros pueblos, hacerles pagar tributo e imponerles costumbres y creencias son la norma en la humanidad y en su historia, no la excepción, junto con los modos patriarcales, racistas y esclavistas ¿De dónde proviene el ensañamiento, entonces contra Occidente?
Nunca vas a ver a una mujer feminista con el Aspa de Borgoña o el Crismón bordado en la mochila, pero sí con una Wiphala o un Dharma. Algunas frases de textos sagrados indios (punto rojo en la frente, no pluma en la vincha):
El mismísimo Indra dijo “la mente de mujer no tolera disciplina, su intelecto no tiene mucho valor”. Rig Veda, himno 33, 17.
Si el hombre ve su reflejo en el agua, debe recitar el siguiente Mantra: "(Que los dioses me concedan) brillo, virilidad, reputación, riqueza y méritos". Ella (su esposa) es de hecho la diosa de la belleza entre las mujeres. Por lo tanto, debería acercarse a esta hermosa mujer y hablar con ella. Si ella no está dispuesta, debería comprarla; y si ella todavía es inflexible, él debe golpearla con un palo o con la mano y proceder, pronunciando el siguiente Mantra, "Te quito tu reputación". Entonces ella es realmente desacreditada. Brihadaranyaka Upanishad, sección 7, 7 (es una apología a comprar esposas y a la violación, por si no te es obvio).
En el Matsia Purana se explica en el Capítulo 70 cómo se debe administrar la prostitución de una mujer, para limpiar su impiedad sexual, por trece meses, los “domingos” (así está traducido en el libro de la editorial AMS press) reservados para el placer del sacerdote.
Hay muchísimos más ejemplos de clara misoginia en el hinduismo, sólo que no los traduje porque creo que ya entendés el punto. Investigá por tu cuenta la tradición sati, el ejército de zurdos que modifican la Wikipedia escribieron que es “voluntaria”, pero todas las crónicas de los colonos ingleses dicen que las mujeres eran obligadas a ser parte del sati. De la misma manera en que Ifigenia “súbita y misteriosamente” cambió de parecer.
¿Qué diferencia al Catolicismo Romano del Hinduismo, qué diferencia al Imperio Español e Inglés del Azteca e Inca? o seamos más obvios ¿Qué diferencia al homosexual del heterosexual? para ilustra mejor el especismo ¿Qué diferencia hay entre la vaca y el hombre? y sumemos todas estas preguntas ¿Qué tienen en común todas estas relaciones, algunas de paralelismos, como las de los imperios europeos y americanos; y otras de oposición, como la de la heterosexualidad y homosexualidad? Todas estas relaciones se encuentran en disparidad de poder. Por eso los zurdos se ponen del lado de una entidad o identidad que en esencia cualitativa es igual o peor que la de la identidad o entidad que atacan, porque la intensidad de poder es mucho menor.
No es que no se pueda ser feminista y antipatriarcado, pero en la medida que la furia de una feminista se dirija arbitrariamente a instituciones, culturas, tiempos, lugares, etc. y no a otros que también sean presentantes y representantes del patriarcado, hay que destilar la diferencia entre unas y otras, las que están de un lado del campo bajo la etiqueta de enemigos y las que no lo están. En tanto que una feminista sea antirracista, antiespecista, antieurocentrista, etc. hay que hacer lo mismo en este nivel superior; y lo que se devela, en tanto que este fenómeno se hila en los discursos, aunque hayamos visto que el feminismo moderno (que se trató de imponer por medio de las armas en Afganistán y que se impuso de este modo en Irak) sigue siendo una imposición de valores occidentales, es que, como acción metapolítica, se reduce a una única directiva pasible de coherencia: el ataque a la superioridad.
Representación gráfica de la verdad en tanto que es ὀρθότης. Las líneas negras sólidas representan relación de generación, las líneas puntilladas relación de concordancia, y las líneas guionadas señalan relación de adecuación (el intelecto divino adecua al ente, y el ente adecua al intelecto humano). Podemos ver la relación de sumisión que el sujeto tiene en este esquema. Y como dije antes, está perfecto, el ὀρθότης no es malo en sí; no podés hacer que los centímetros signifiquen lo que vos quieras y cuantifiquen como vos quieras. El garante de que los centímetros sean centímetros tiene que ser intocable. El problema es otro.
En virtud y por inherente necesidad de la relación íntima con su verdad discursiva (ὀρθότης) de este odio a la superioridad, el zurdo tiene que verse primera y necesariamente como alguien débil. Mejor dicho: en tanto y en cuanto se manifieste este desprecio por la superioridad, el fundamento basal y primario de la autoidentificación social y de la acción política se sostiene en el “ser inferior”, siendo el tener razón, es decir, la verdad enunciativa del juicio (INTELLECTVM HVMANI-intelecto humano), secundario y subsidiario a la verdad primera de la idea de inferioridad (INTELLECTVM DIVINVM-intelecto divino).
Si no entendiste, volvé a las notas al principio de esta entrega y buscá las definiciones de ἀλήθεια y ὀρθότης. Si después de haber leído aquello y releído lo de arriba seguís sin entender, te lo resumo así nomás: en tanto que se manifieste el desprecio por la superioridad, la expresión unívoca del sujeto de izquierda sobre sí mismo, como ente único con una multiplicidad y localidad irrepetibles, le queda vedada. Porque él hace descansar la verdad de sus proposiciones lógicas, de su verdad, sobre un sentido cerrado e inconmovible: la idea ontológica de izquierda, donde el poder y la superioridad son sinónimo de lo malo y despreciable; y el propio sujeto woke se sostiene a sí mismo sobre esta concepción; desde el momento en que dejare de hacerlo ya no sería un wokeista.
Hemos respondido así a la primera pregunta “¿Por qué la izquierda no ve la verdad, cuando la realidad claramente señala otra cosa?”. Dejo esta pregunta abierta: ¿El wokeismo es platónico?
A partir de aquí podríamos ir en dos direcciones “¿De dónde proviene la admiración estética y ética a la inferioridad, y el desprecio correspondiente a la superioridad?” y la otra “¿Cómo se articula este sentimiento entre la acción individual y la acción política?”. Para responder la primera pregunta, deberíamos hacer un desarrollo histórico de la metafísica occidental —algo que haré, pero sólo una vez que hayamos terminado de analizar los tres sistemas corticales—, así que iremos por la otra pregunta, la cual Kaczynski también responde en su manifiesto.
2) Sobresocialización
Antes de definir lo que es la sobresocialización, tenemos que definir qué es la socialización.
Podríamos resumir el concepto de socialización bajo los términos de “objetividad subjetivada”, en el sentido de que las categorías simbólicas que utiliza el individuo para moverse en la sociedad son producto de la estructura de ésta; si un individuo puede incorporarse a la cultura es porque éste la ha incorporado primero3.
Al principio pudiere parecer mentira que el zurdo esté sobresocializado, o incluso socializado, teniendo en cuenta que es “un rebelde” que quiere “transformar la sociedad porque no encaja en ella”, pero esto es mera apariencia surgida de concebir la sociedad como un reservorio inerte de identidades inscritas en la tradición. Pero la sociedad es una arquitectura de relaciones formales, es un sistema que interconecta a agentes y que se rige por funciones, leyes y mecanismos.
Ahora prestá atención y atenete a esta descripción simple como guía provisoria, hasta que hayamos construido a lo largo de los siguientes párrafos, el significado completo de sobresocialización (no te preocupes, como siempre daré ejemplos claros):
Es el acto y tendencia de justificar sentimientos y pensamientos individuales que entran en conflicto con el sistema moral y ético social por medio de la apropiación y/o creación de valores nuevos y la destrucción de viejos, en lugar de aceptar que no todo fenómeno individual debe justificarse ni adecuarse moral y éticamente al cuerpo político y público. En otras palabras, el sujeto socializado utiliza los esquemas sociales dentro suyo para entablar relación con el exterior público; el sujeto sobresocializado necesita siempre concordar con las estructuras simbólicas sociales para reflexionar sobre sí mismo, ni tampoco puede actuar libremente de los lazos que lo unen al espacio público, incluso cuando sus impulsos individuales lo lleven a violar los contenidos de estas estructuras.
Supongamos los siguientes casos hipotéticos: Dos esposos están siendo infieles a sus respectivas esposas.
Uno acepta la culpa y el hecho de que está violando un contrato social y de que está realizando un acto inmoral. Tal vez por X motivo, desde una situación concreta hasta el simple hecho de sus deseos, clame la nulidad de su matrimonio particular; como quien viola la abstinencia en tiempos de cuaresma por comer un sánguche de milanesa y acepta que su régimen de ayuno fue roto, todo esto sin poner en jaque la institución de la cuaresma.
El otro traslada la culpa no a sus actos ni deseos, o siquiera a los de sus esposa o a su entorno inmediato, sino que clama que la propia institución del matrimonio es quien está en falta ética y moral; la nulidad aquí no es un matrimonio concreto, sino la idea del matrimonio. En otras palabras, no es el esposo infiel quien ha fallado y roto la confianza que le depositara el contrato social, sino que ha sido el objeto moral y ético contenido dentro de la institución del matrimonio, que por el hecho de ser inherentemente injusta, quien ha decepcionado a la sociedad.
El esposo socializado limita las causas, efectos y consecuencias de su infidelidad a su espacio y tiempo particular; las limita a sus propios confines como individuo. Él no busca ni necesita legitimación más allá de la inmediatez de su situación como sujeto. El sujeto socializado no precisa siempre mantener la concordancia entre sus actos y pensamientos individuales, por un lado, y lo que es legítimo en el espacio público y social, por el otro (con el que hay una distancia absolutamente asimétrica, no por volumen alguno o intensidad alguna, sino por la propia diferencia cualitativa de sus respectivas sustancias).
Hay una distancia entre un matrimonio concreto (como acto y realidad inmediata de los individuos) y el matrimonio (como institución social y patrimonio simbólico) que a una persona socializada no le interesa equivaler ni nivelar, que al individuo socializado no le interesa recorrer ni cerrar en tanto que es una brecha irreconciliable.
El esposo sobresocializado no puede legitimarse a sí mismo moral y éticamente como individuo al mismo tiempo que rompa con el sistema normativo de la sociedad (no hay que reducir la sociedad a un reservorio inerte de objetos simbólicos, sino que es un espacio constituido en la experiencia total del ser humano, como la dimensión formal que media y conecta moral y éticamente a los individuos, y que impone un sistema valorativo de los actos; la sociedad es un sistema dinámico de relaciones humanas).
Al sujeto sobresocializado no le basta los pensamientos y sentimientos particulares de su individualidad para legitimarse ética y moralmente, necesita que el sistema social lo haga también, que legitime su individualidad; en tanto que él no podrá superar sus faltas en la medida que son faltas ante las normativas sociales dadas y vigentes. Para el sobresocializado “no puede haber distancia ni diferencia entre el significado del diccionario y el significado de su propio enunciado”.
El sujeto socializado acepta que la ἀλήθεια, la experiencia individual y vital llena de imprevistos, y el ὀρθότης no siempre coincidirán; el sujeto sobresocializado necesita que coincidan sí o sí; necesita del reconocimiento social para legitimar su verdad.
Si le sumamos a un individuo los sentimientos de inferioridad y la sobresocialización, obtenemos la receta para un wokeista, o zurdo en las palabras de Kaczynski. La conjunción de estos dos rasgos implican para el Unabomber una bomba de tiempo psicológica (hay una doble ironía aquí), porque crea una masa de sujetos carentes de agencia y de independencia pero al mismo tiempo sedientos de poder.
Esta conjunción llevará a la búsqueda de la resolución de problemas personales e individuales por medio de la intrusión e intervención de las instituciones sociales en el interior de la vida diaria del público general; se buscará satisfacer la necesidad de concretar actos concernientes a la vida privada por medio de movimientos políticos.
La conjunción de la sobresocialización con los sentimientos de inferioridad demandará conquistar exponencialmente más espacios políticos, públicos e institucionales, sin jamás llegar a la satisfacción, porque al abrir una brecha en el exindividuo que antes era uno pero que ahora está dividido por un lado en subjetividad pura y vacía, y por el otro en objetos simbólicos que deben ser configurados por, y adecuados a, un discurso político público y común, institucionalizado de tal o cual manera, la identificación plena con el cuerpo de carne y hueso se vuelve imposible; al menos como una sola unidad en plenitud e independiente, porque lograr esta unión hermética e inviolable del sujeto implicaría sacrificar los lazos fundamentales que unen a los movimientos colectivos (no importa si esto no queda claro aquí, volveremos sobre esto con más detalle cuando tratemos la dimensión basal). Porque la brecha es insondable, inabarcable e intransitable; en ambas direcciones al menos.
La distancia que hay entre tu perro de la infancia y el perro en tanto que es definición simbólica en la institución de la lengua codificada por el diccionario es sólo transitable en una dirección. Es la definición lexicográfica de perro quien cede espacio y retrocede en identidad ante la presencia del perro real; no el perro real quien cede y retrocede ante la institución simbólica de la lengua española; pretender el movimiento opuesto es imposible de satisfacer. No te podés enojar con un perro real porque no se adecue 100% a la definición de perro, ya sea que le sobre o le falte algo.
La sobresocialización es la extorsión pasional que no permite a la ἀλήθεια reacomodar al ὀρθότης colectivo, y para ello el sujeto debe ver permanentemente su realidad inmediata como la sintaxis del discurso, lo que denominamos en lingüística como gramática prescriptiva. Y el problema es que el activismo wokeista es inestable, es como tratar de imponer la gramática de la RAE al mismo tiempo que la RAE cambia cada año de reglas gramaticales y de definiciones semánticas. Para entender cómo surgen estos rasgos o tendencias, hay que entender el entramado del mundo moderno.
3) Actividades necesarias, actividades subrogadas y el proceso del poder
Supongamos que un hombre pudiere hacer aparecer cualquier ente o conducir cualquier situación de la manera que desee con un simple acto de pensamiento y voluntad ¿Qué ocurriría con él? es decir: esfuerzo 0 x poder ∞ = ¿?
¿Qué tal si el dicho “en casa de herrero, cuchillo de palo” significase otra cosa? En las líneas de otro dicho, “Si Dios quisiera castigarnos, respondería a nuestros rezos”.
En este episodio de la dimensión desconocida, un ladrón después de un tiroteo despierta y es llevado por un hombre a un casino-hotel de cinco estrellas, donde abundan mujeres hermosas que lo desean y bebidas alcohólicas de primera calidad a su total disposición. Cuando va al salón de juegos gana sin excepción todas y cada una de las partidas, sea en la mesa de poker, la ruleta o el tragamonedas. Con el pasar del tiempo todo esto lo vuelve loco, y es entonces cuando le es revelado que se encuentra en el infierno. Los escritores de este episodio de la Dimensión Desconocida, imaginaron al infierno como la imposibilidad de libertad; Kaczynski la imagina de la misma manera.
Kaczynski desarrolla bien la noción de proceso de poder, pero nos basta con resumirla en que es esencial en el hombre y que se describe en los siguientes cuatro momentos:
Establecer un objetivo
Esforzarse, gastar energía, y entablar relaciones con otros individuos, en el camino para alcanzar tal objetivo
Obtener (o no) el objetivo, posterior al esfuerzo invertido
Opcionalmente, participar de este proceso con libertad
La libertad es tener abiertas las posibilidades de participar y recorrer el proceso de poder. Durante la mayor parte de la humanidad el proceso de poder era atravesado para ejercer actividades necesarias (satisfacer el acceso a alimentos y a un hogar, entablar relaciones familiares y amistades en tu entorno inmediato, participar de los actos religiosos y culturales en la comunidad), cuyas condiciones estaban limitadas por el elemento imprevisible —divino— de la catástrofe natural a merced de los elementos o por restricciones muy limitadas de los estados antiguos (tributo o impuesto solamente en la mayoría de los casos).
Pero en la actualidad hay un desfase substancial, y es que cada vez más y más las necesidades básicas, que son suplidas por medio de las actividades necesarias, se administran y regulan por medio de sistemas complejos que nos son lejanos e incomprensibles; totalmente inconmovibles a nuestra voluntad y potestad. Esto es, tanto en la relación asimétrica de poder influir estos órganos y cuerpos burocráticos, como en nuestra capacidad de entender racionalmente y conceptualizar la verdad detrás de su funcionamiento. El sistema tiene monopolio sobre las actividades necesarias.
El sistema no sólo distribuye sus funciones y servicios según criterios de productividad (es decir, de cuánto trabajo es efectuado y entregado por el individuo) sino también en términos de obediencia. Por ejemplo: en Argentina el estado usará su fuerza coercitiva y el poder judicial para obligar a los padres que no quieran vacunar a sus hijos a cumplir con el calendario de vacunación; los colegios católicos están obligado a incluir en su currículum a la Educación Sexual Integral so pena de inhabilitación para el ejercicio de sus actividades; la educación provista por entidades que no reciban la habilitación oficial del estado no sirven para nada a la hora de buscar trabajo en órganos que se apeguen y obedezcan al sistema de calificaciones profesionales; no podés enseñar historia si no te recibiste profesionalmente, y aunque lo tratares de hacer de manera particular habría cierto estigma en tanto que no tenés el sello de aprobación del sistema; aunque fueses mucho más competente que un recibido de un Instituto de Educación Superior (y probablemente sin ser presa de todo el bagaje ideológico).
En cuanto a la obediencia, el ejemplo más explícito es ver cómo el año pasado los trabajadores sanitarios eran héroes, pero hoy los que decidieron no vacunarse son villanos que deben ser purgados del sistema de salud. Al no entregar obediencia, se les ha privado el acceso a la actividad necesaria del trabajo. Sos totalmente descartable para el sistema; sin importar todo el dinero y años que hayas invertido en convertirte y constituirte como profesional técnico. “El proveedor más importante de Nueva York despide a 1400 empleados por rehusar a vacunarse”.
En cuanto a la posibilidad de independencia económica, como alguien que hace carpintería como pasatiempo, te puedo asegurar que es imposible mantener una familia con el trabajo artesanal. Por ejemplo, una mesa y cuatro sillas de pino importadas de Asia y fabricadas en líneas industriales de ensamblaje se consiguen por menos de $10.000; yo gasté $3.500 sólo en pintura, impregnante y tela esmeril y $5.000 en madera, para hacer una sola mesa, que me llevó aproximadamente 8 días de trabajo continuo (me quedó bonita, al menos). Los únicos trabajos independientes, como el comercio, están sujetos a las constantes regulaciones burocráticas y a los vaivenes del sistema económico. Los albañiles, a pesar de su pobreza, junto con otros oficiales, como los plomeros, son las personas más libres; aunque la libertad no siempre corresponda con el bienestar económico.
Un solo error que cometas o un solo error que cometa el sistema, te puede privar de participar de las actividades necesarias. Como agravante, el avance de la tecnología cada vez achica más el rango de acción humana en las actividades necesarias, por ej: Antes un campo de trigo necesitaba cientos de personas para hacer lo que ahora hacen dos con una cosechadora y un camión (y ya se está desarrollando la eliminación total de operarios humanos). Los cajeros automáticos volvieron obsoletos a los cajeros bancarios, en algunos lugares ya hay supermercados sin empleados humanos. El otro día llamé a DirecTV y una inteligencia artificial con reconocimiento de voz me guio a través de todo el proceso. Y si vos sos uno de los millones que se quedan sin trabajo, sos daño colateral del progreso, y al mismo tiempo si un estado se opone al progreso, también se pierden millones de trabajos.
Esta necesidad inherente que tenemos los hombres de ejercer poder y tener control sobre la vida propia, se vuelca a y se satisface en lo que Kaczynski denomina actividades subrogadas. Éstas se definen como aquellas actividades en las que un sujeto puede entablar una relación con el proceso de poder sin perturbar el monopolio que el sistema tiene sobre las actividades necesarias. El ejemplo que él da es el del emperador Hirohito, que dedicó todas sus energías en volverse un renombrado biólogo. Otros ejemplos, volverse devoto religioso de un equipo de fútbol, coleccionar estampillas, etc.
Desde los jugadores de fútbol hasta los hinchas, y todos quienes estén en el medio, sólo piensan en volver a ganar la copa del año que viene después de haber obtenido la del año corriente, ya que el hombre tiene interiormente esta necesidad de atravesar y probarse en el proceso de poder; de la misma manera en que los gatos domésticos cazan por deporte y no porque lo necesiten, es un instinto.
El activismo político de izquierda es también una actividad subrogada, y como tal no puede ser ser satisfecha, pero que además, teniendo en cuenta su verdad interior, retroalimenta incrementalmente la dependencia psicológica y la terciarización del proceso de poder. En la sobresocialización como actividad subrogada se crea un sistema siempre expansivo de autorreconfiguración, donde la única manera de mantenerse dentro de la sociedad woke es “estar pendiente de ella”. Es decir, retroalimentándola y acelerándola en la medida que se la legitima.
Por ejemplo: durante siglos y hasta no hace mucho tiempo, se decía “indio” al habitante precolombino, luego por razones políticas se condenó tal palabra y ahora se dice nativo o indígena americano. Ahora, se está empezando a condenar también este término, porque el adjetivo “americano” implica la legitimación de la nomenclatura y mirada occidental sobre la relación entre los indios y América, y por ello se está imponiendo el “naciones originarias, primeros pueblos”. Nótese la total ausencia de referencia concreta al mundo real y a la historia, la abstracción universal y desarraigada de tales términos correctos. Otro ejemplo es el acrónimo LGBT que cada vez va mutando más, como LGBTQIAAP+. Para quien esté dentro de los círculos woke, si oyese a alguien decir “indio” pensaría que está siendo despectivo o agresivo, pero la realidad es que tal era el término de uso común sin connotación negativa alguna.
Esto es un mecanismo del movimiento woke para deslegitimar e ir purgando a los miembros que no estén comprometidos completamente, para “purificar la membresía que no viva pendiente”, y sirve dos funciones: incentiva la actividad subversiva, premiando a los más comprometidos y creativos para que diseñen, fabriquen e implementen nuevas herramientas conceptuales para el discurso woke. A cambio, les da prestigio a los individuos que siguen hipersensibilizando aún más al sector más sensible de la sociedad, dejando así adentro del movimiento sólo a aquéllos que en su postura de total devoción y entrega, aumentan el volumen y la densidad de poder en el movimiento.
Esto a su vez genera un segundo efecto, ya que al excluir a los individuos que no estén totalmente comprometidos, la suma total de poder en el movimiento woke aumenta sin tener un exceso de miembros, es decir, “las unidades distribuidas a cada individuo aumentan en su volumen de contenido”; en pocas palabras, se incrementa el poder individual de los wokeistas de manera general, al aumentar el poder del movimiento sin que el crecimiento en la cantidad de miembros sea mayor en proporción. Muchos izquierdistas, como J.K. Rowling, fueron “purgados” (cancelados); el sofista ContraPoints es otro ejemplo.
Los mismo ocurría en la Unión Soviética y la China Comunista, y hoy también tenemos las credenciales de afiliación al partido.
Pero ¿te podés enojar con los zurdos, cuando efectivamente el sistema controla gran parte de la vida diaria del hombre, y por ende la forma más lógica de satisfacer su sed de poder es por medio de cooptar el sistema?
VI. El bucle derechos-poder y la política como un campo de baja energía
Por qué la concepción clásica liberal de derechos es la principal arma de la izquierda
¿Viste cómo la palabra que más se repite en las campañas electorales es “derechos"? La concepción moderna de derechos es un molinete roto para que la izquierda acceda al poder, y para ver ello, primero tenemos que ver cómo era concebida la libertad antes de la apropiación que los humanistas hicieran de los antiguos. Por ejemplo: en la república romana, si un ciudadano no se hubiera presentado ante el TRIBVNVS MILITVM para ser censado y cumplir su deber con el ejército, se le habría revocado la ciudadanía para luego ser vendido como esclavo; sin embargo esto mismo era parte constituyente de su LIBERTAS.
Del mismo modo, podemos ver cómo en la Edad Media, el derecho a la propiedad de los señores feudales los obligaba automáticamente a ser parte de las huestes, estar en la primera línea de combate como caballeros y equipar la hueste con su bolsillo; mientras que los siervos generalmente vivían al margen de la vida militar4.
¿Qué deber que antes no se podía cumplir debido a la prohibición al matrimonio homosexual, ahora se puede cumplir? (como sí la institución del matrimonio heterosexual regula a partir de la moral de la comunidad y a través del estado, que demarca una estructura muy definida de familia, la creación y contención de la próxima generación de ciudadanos).
¿Qué deber justifica, para con el estado, la comunidad y Dios, el derecho al aborto?
¿Cómo beneficia al resto de la ciudadanía argentina la implantación de derechos (que más que derechos son privilegios) dedicados exclusivamente al tratamiento especial de los indígenas?
En el discurso político actual no hay nada que contrapese los derechos. En el estado moderno, libertad significa lo contrario a obligación, y toda la cultura de la izquierda wokeista ha adoptado esta noción equivocada, cuando en realidad toda libertad es algo que en una dirección oprime y en otra alivia; y la jerarquía donde se mueve esta presión no es horizontal, es decir, no es que la libertad oprime a unos individuos y alivia a otros, en tanto que sean ellos quienes, al construir sus respectivos sentidos de libertad y de derechos, incompatibles entre sí, pujan y luchan por la imposición de la propia y la desaparición de la ajena. En un estado sano, la puja no es entre las definiciones individualistas de libertad, sino entre una sola definición de libertad; y la puja por derechos no es gratuita para nada.
1) Homogeneidad ideológica entre la derecha y la izquierda
En el mundo moderno, el discurso político gira exclusivamente en torno de los derechos. Como consecuencia, todo el debate político se reduce al conflicto entre las distintas interpretaciones de los derechos y de la libertad abstracta.
Si bien hay diversos frentes políticos hoy en Occidente, todos responden a la misma ideología: la liberal, donde el elemento más soberano y primero es el individuo, ni siquiera el hombre de carne y hueso, que vive inmerso en una cultura, una tradición y una nación, sino como intelecto puro, como subjetividad con agencia. Y la misión política es administrar derechos para que éste pueda ser totalmente libre, incluso del propio sexo que la naturaleza le hubo asignado en la concepción.
Por ej: en el marxismo el individuo vive bajo las cadenas metafísicas del capitalismo, y no puede ser libre en tanto que esté alienado de su labor, por causa de la apropiación de la plusvalía. En el libertarianismo el individuo vive bajo las cadenas coercitivas de instituciones públicas con las que él no eligió voluntariamente entablar contrato alguno, por ende la obediencia a sus cláusulas es ilegítima; y el sujeto no podrá disfrutar de libertad plena hasta que se libere de estas cadenas impositivas y regulatorias sobre su actividad como agente social, laboral y comercial.
2) Bucle derechos-poder
El problema es que para que haya derechos debe haber algún organismo que los haga cumplir, que los legisle, implemente, vigile su ejecución y castigue la irrupción de tales derechos.
Un derecho exige a alguien que lo haga cumplir, si se extiende a toda una sociedad se necesita de un estado centralizado con monopolio de la fuerza; si hablamos de derechos humanos, de los derechos universales del hombre, se necesita de un imperio planetario.
Mientras más expandamos las definiciones conceptuales y los límites posibles de lo que constituye a un derecho como tal, y mientras más derechos creemos y más derechos legislemos, en igual medida justificamos y habilitamos nuevas formas e intensidades con que las autoridades han de ejercer poder desde una burocracia centralizada; para así asegurar que se cumplan los derechos.
Adam Katz señala cómo los primeros liberales no sólo querían “ser dejados en paz” sino que usaron la justificación de los derechos para instrumentalizar al estado como arma en contra de grupos privilegiados como la Iglesia y la Aristocracia. No hace falta ser marxista para expropiar propiedades privadas e ir contra la iglesia, Bernardino Rivadavia lo hizo en Argentina en la primera mitad del S.XIX.
El derecho, al estar liberado del contrapeso del deber y de ya no ser el medio para alcanzar el honor púbico, puede funcionar como excusa legítima para la expansión del poder. Por ej: como el matrimonio es un derecho que ya no está ligado al deber de tener hijos y de la piedad religiosa; el honor de tener una familia según las mores de tu república, deja de ser un derecho para pasar ser un privilegio heterosexual en la medida que no esté universalizada a todas las formas e identidades (homosexual, atea, extranjera, etc.). Y puede ser utilizado por una plataforma política como objetivo a cumplir, la universalización de este privilegio en derecho, que a cambio necesitará de poder para lograr tal objetivo.
Una autoridad si quiere expandir su poder, sólo debe prometer más derechos, y como el proceso democrático moderno está abierto a todos, independientemente de la medida en que puedan contribuir a los deberes comunitarios, y de sus capacidades, aptitudes y actitudes para la comunidad (situación económica, religión, raza-cultura, etc.) toda autoridad para mantenerse en el poder debe entregar beneficios materiales en forma de derechos, pues lo único que une a la población entre sí en el estado liberal y secular son condiciones materiales, y lo único que une al estado con el pueblo es una relación abstracta y formal del derecho universal gestado en la Ilustración y el Humanismo, despegada y repulsiva de cualquier substancia material e histórica. Así, el resentimiento de grupos marginales utiliza de vehículo al estado para destruir la sociedad.
“Casos de disforia de género aumentan 1.500% entre chicas adolescentes de Suecia”. Muchas de ellas se envenenarán el cuerpo con hormonas que enriquecen al complejo farmacéutico industrial, se mutilarán con mastectomías e histerectomías, y se harán la abominación de pseudopene que compartí en la entrega #0. Y todo ello será celebrado como progreso.
Las autoridades se aprovechan de estos grupos marginales como excusa para expandir y justificar su poder por medio de la imposición de nuevos derechos. Casi como el capitalismo de inversiones. Un partido político va a mantener su superávit de autoridad en tanto que los derechos que constantemente esté creando desplieguen más poder que el que es desplegado por partidos políticos opositores. Pero éste no es el único problema, el del bucle derechos-poder. También está el siguiente:
3) La paradoja de los derechos
El derecho moderno; al estar escindido de todo deber y de una libertad positiva arraigada en MORES MAIORVM, incurre en la paradoja.
El derecho del monotributista a ser dueño del fruto de su trabajo entra en conflicto con el derecho de la población desempleada y en negro a recibir planes sociales.
El derecho de libertad de expresión y de profesar la fe por parte de católicos entra en conflicto con el derecho de la comunidad LGBT a no ser discriminada.
El derecho del criollo a ser tratado igualmente en lo que respecta a la propiedad de la tierra y a pagar impuestos, entra en conflicto con los derechos de los aborígenes a tener un estatuto especial legal para sus tierras ancestrales y su trabajo, como parte de una reparación histórica.
En estos conflictos nos encontramos con una serie de asimetrías imposibles de resolver, no sólo en lo referido a la intensidad, sino a la calidad y nivel estructural de sus diversos campos referidos. Sin el modelo romano de derecho, (“mis derechos terminan donde comienza el estado, pero estos derechos lo son gracias al estado y mi libertad no es “no hacer lo que yo no quiera” ni “hacer lo que yo quiera”, sino poder hacer lo que debo sin intrusiones arbitrarias e injustas, sostenido esto en la noción de justicia e imparcialidad que emanan de una moral común que es prescriptiva”), es imposible tener una resolución estable y obvia a estos problemas, bajo un estado cuyas autoridades dependen de la expansión de derechos para mantener la autoridad.
“Mis derechos terminan donde comienzan los derechos de los otros, pero estos derechos son pasibles de ser extendidos por medio del poder político y su única misión es mi bienestar personal, no un deber tributario al bienestar de la comunidad en general y también del estado” es imposible que no genere resentimientos, porque el límite último de los derechos no es el estado o un código moral comunitario, sino los otros, y el ejercicio democrático de quienes no piensan como unos es lo que restringe a los derechos de los otros. Sumado a que este modelo no está destinado a acercar a los necesitados de derechos a las formas sociales de la mayoría, sino a legitimar y volver sustentables a las periferias en contra de la mayoría, asegurando así su posición como miembros hostiles a los valores y bienestar de la mayoría.
4) La política como un campo de baja energía y el problema de los radicales
Esto es simple: la mayoría de la gente vive alejada de la política, una persona sana mentalmente deposita sus energías en sus actividades necesarias (nadie elige faltar al trabajo en relación de dependencia para ir a la cancha); las actividades subrogadas en general son campos de menor energía que las actividades necesarias. Además de esto, la política demanda sacrificios que otras actividades subrogadas no. Por ejemplo, Agustín Laje no se habla con su hermano, y seguro debe comerse varias puteadas en la calle, al igual que Victoria Donda. La política es una de las actividades subrogadas menos elegida, todos conocemos a un músico frustrado o semiprofesional, o a un ajedrecista bien dedicado a los torneos locales y provinciales ¿cuántos de nosotros conocemos a un político de carrera o a un militante que se lance de lleno al activismo?
La política es un campo de baja energía, por ende cada grupo político necesita aprovechar al máximo de los individuos que ingresen en ella. Esto siempre lo ha hecho la izquierda, no por nada le abundan los guerrilleros y genocidas. La derecha no. Los genocidas de derecha, salvando por Mussolini y Hitler, son personas que han estado en otros campos y que trasladaron su estructura al campo político, como los golpes militares en Argentina.
La derecha política aplaca a sus elementos más radicales y extremistas para aplacar los fantasmas del fascismo; y así pierde energía en comparación a la izquierda. Tuvo que surgir Milei, que es liberal en lo económico, y nada conservador, del “vive y deja vivir” que habilita a la izquierda a cooptar las instituciones públicas y estatales, para poder ver a una figura en la derecha con alta energía en el paisaje político argentino.
VII. Praxis: cómo derrotar a la izquierda en el sistema cortical de legitimación de poder
Como habrás notado, jamás expresé odio por la gente de izquierda, pues sinceramente no lo siento; quien me despierta sentimientos de rechazo son los individuos como Danann.
Y quienes hacen memes como éste
Como alguien que ha pasado varios años rodeado de mujeres feministas, te puedo asegurar, y vos también lo sabés, que el estereotipo de mujeres feas, tontas y con poca actividad sexual es mentira. Muchas de las mujeres más inteligentes y atractivas que conocí son feministas devotas; la mujer más inteligente y la mujer más hermosa que conozco es una misma persona y devota también del progresismo liberal, una wokeista hecha y derecha. Es por esta razón que el ethos abismal que está por detrás de las consignas escrituradas y explícitas, es lo que realmente veo como un enemigo mortal. Esto no es exclusivo al feminismo; hay algo que está matando a los pueblos occidentales. Y a los grandes poderes pareciera no importarles.
Lo mejor de nuestra sangre se está volcando a la nada; gente que bajo el cielo de otros dioses hubiera criado a sujetos excepcionales y llenos de virtud; porque muchos de estos izquierdistas son disciplinados, obedientes y virtuosos, pero obedecen a fuerzas oscuras; se precipitan a la nada, al vacío; hay algo que nos está arrebatando de nuestras gentes, muchos de ellos con el potencial de ser los mejores.
¿Qué mayor victoria como soldado individual podés tener contra el progresismo, que hacer desertar a una de sus soldados? No concuerdo con Marco Aurelio cuando dijera “no dejes que las pasiones influyan en el deber”. Si vas a dejar que un sentimiento lo haga, que sea el amor. Que la ἀλήθεια vuelva a triunfar sobre el ὀρθότης.
“Plenamente entiendo y simpatizo con tu desesperación. Las mujeres en el mundo occidental son el objetivo primario de este veneno marxista cultural, y se muestra más y más con cada año que pasa. Vivimos en tiempos desafiantes, la pregunta es entonces ¿cómo (nos) manejamos (ante) este desafío? ¿Izamos la bandera blanca, damos por perdidas a nuestras mujeres y actuamos como si todas y cada una de ellas fuese insalvable? ¿Tratamos de evitarlas, y les mostramos frialdad o desprecio?
¿O hacemos todo lo que podamos, para así ponernos a la altura del desafío y enderezar el curso de la nave; buscar la excepción a la regla en un contexto individual, mostrando los méritos de una cosmovisión saludable? Si la naturaleza es nuestra guía definitiva ¿cómo podés negar la importancia de encontrar una pareja ideal y así crear nueva vida? Para las mujeres, desesperadas por los hombres-niños y los “numales” adictos a la soja, tan celebrados por nuestros medios controlados y la industria del entretenimiento, de nuevo: resistan la urgencia de creer que no hay cientos de miles de excepciones a esta norma moderna; ejemplos de masculinidad saludable, o al menos aquéllos luchando por esta meta. Probablemente ellos estén buscándolas en igual medida en que ustedes están buscando por ellos
Nadie es perfecto, todos hemos estado ingiriendo los mismos venenos, en grados distintos. La paciencia es imprescindible aquí, idealmente aprenderemos a guiarnos los unos a los otros fuera de este laberinto caótico en el que nos han encerrado; para regresar en dirección hacia arquetipos saludables de feminidad y masculinidad. No sólo por el bien de cada uno, sino para ser ejemplos de generaciones venideras.”
Sé que la siguiente descripción suena a palabrería barata, y lo es, el propio Heidegger dijo “la pregunta por la ἀλήθεια es una para la que no damos abasto y no le satisfacemos”. Pero con el ejemplo que voy a dar (o di) en la introducción, debiera bastar.
Es la esencia de la verdad, en tanto que es la libertad que deja ser al ente con el Ser existente —éste último retrocediendo para permitir la expresión plena de la totalidad del ente, siendo el Ser arrastrado al campo abierto de posibilidades fenoménicas, y siendo el sujeto sujeto (arrastrado) así a la adecuación presentativa que lo re-determina en el comportamiento.
Conformándose de esta manera el enunciado verdadero como aquél que, en un movimiento simétrico, da cuenta del comportamiento entre Ser existente y ente, por medio —no de una posición mediata a través de juicios de valor, sean teológicos, filosóficos o científicos; ontológicos— sino en una ex-posición inmediata (ponerse por fuera, saltar) de un enunciado que recuente la re-determinación y reconfiguración del Ser; salvando las distancias —entre ente y enunciado— por medio del retroceso.
Es el doble acuerdo, primero entre el ente y lo que es presumible de él, en primera instancia; luego y de inmediato, como concordancia entre el ente y lo que es significado en el enunciado. Lo que sustenta tal concordancia es la concepción que se funda primero en la adecuación del intelecto humano al juicio, que a su vez, por medio de la idea, puede adecuarse o no (falsedad) al ente juzgado, siendo la idea —en tanto que hablemos de verdad objetiva— producto de un tercer intelecto fijo, externo y “eterno” quien adecua al ente.
El juicio puede ser verdad en tanto que se adecue al ente, y para esto debe el ente adecuarse a la idea, no a la idea del intelecto subjetivo sino del objetivo, porque si el juicio de verdad depende del intelecto subjetivo tanto que sea su garante y beneficiario al mismo tiempo, caemos en una tautología. “X intelecto genera Y Juicio sobre Z ente, en virtud de la idea de X intelecto; por ende, la idea sobre ente Z irremediablemente será siempre verdadera”.
La primera instancia es fundamental para la aseveración de cualquier verdad siendo ésta —VERITAS EST ADAEQVATIO REI CREANDAE AD INTELLECTVM DIVINUM— (la verdad es la adecuación de la cosa creada al intelecto divino) el garante y posibilitador de la segunda instancia: VERITAS EST ADAEQVATIO INTELLECTVS HUMANI AD REM CREATAM (la verdad es la adecuación del intelecto humano a la cosa creada [por el intelecto divino]).
Es en este sentido que hablamos de algo muy específico, y es que previamente a los procesos formales de aprendizaje debe haber una aprehensión de percepciones reflexivas —de reflejos, en el sentido que no es pensamiento sino reacción— coordinadas con el mundo, reflexiones que por otra parte deben servir, no como objetos de conocimiento articulado, sino de base semántica y totalizadora de cualquier eventual sentido que pudiere surgir ante la interpretación de los objetos de conocimiento articulado.
El sujeto sólo puede ser sociable una vez que ha sido socializado. Se podría trazar cierto paralelismo con la relación lenguaje-lengua-habla. Un sujeto sólo puede hablar en español después de haber aprendido la lengua española; posterior a un proceso de reajuste psicomotriz totalmente inconsciente y no planificado, en el cual su cerebro en las etapas de mayor plasticidad, aprehende por medio de estímulos sensoriales a darle una forma específica a la infinita variabilidad de fenómenos verbales, y únicamente posterior a este proceso puede hablar.
Los niños aprenden a hablar por reflejo; porque la substancia del lenguaje les germina y florece en forma de lengua. La enseñanza de la gramática, es decir de la teoría, es sólo posible en la medida que se reflexiona sobre la praxis de la lengua, en tanto que es por medio de la voluntad que se emiten oraciones con prudencia e intención, y a su vez estas oraciones brotan del cuerpo del hablante nativo sin esfuerzo alguno, como actos psicosomáticos y productos acústicos (palabra oral) y visuales (palabra escrita), en una poiesis; del mismo modo en que el pianista experto toca por reflejo y sin mayor esfuerzo. Por oposición, intentá pronunciar la “u” francesa o la “ö” alemana sin poner esfuerzo alguno. Lo mismo que es verdad en la lengua ha de serlo en cierto grado con el resto de las representaciones simbólicas que nos forjan conductiva e interpretativamente.
Negar la existencia de disposiciones adquiridas significa, hablando de seres vivos, negar la existencia del aprendizaje como transformación selectiva y duradera del cuerpo que se lleva a cabo por reforzamiento o debilitamiento de las conexiones sinápticas. —Pierre Bourdieu
Había escrito párrafos y párrafos de la evolución de LIBERTAS en la Antigua Roma, y luego de los deberes en el sistema feudal, pero me di cuenta que me estaba yendo por las ramas. Para, con ejemplos, mostrar la diferencia entre libertad positiva y libertad negativa. Pero estimé que no era necesario.
Hola. Soy matias nuevamente, me encanto el escriti y coincido con tu analisis del problema, con lo que no coincido es con tus soluciones. Yo tambien estoy casado con una progre pero si tengo que defenestrar sus ideas lo hago, por que ella en tanto que es igual a mi, tiene la responsabilidad de revisar sus ideas. Saludos.
De los mejores escritos que leí en mi vida