#1 ADDENDVM
Clarificando por qué la derecha pierde con la izquierda - La necesidad de intimidad
1) El colectivismo va a ganar si los estados liberales no retroceden a un modelo pre “derechos civiles” (como la Ley Sáenz Peña).
Esto no lo dije explícitamente, pero se deduce de todo lo presentado en la entrega #1. Es claro, después de haber analizado todos los sistemas y principios que rigen en la sociedad moderna, que quienes pueden aprovechar al máximo de éstos son los movimientos colectivistas. Para que un estado liberal no sea patológico y no se devore a sí mismo, necesita separar los derechos políticos de los derechos civiles. Desde que los censos sólo sirven para la recolección de datos curiosos, la democracia se ha convertido en el peor enemigo del liberalismo e inevitablemente ha devenido en demagogia.
La derecha moderna en tanto que se retracte del campo afirmativo de reclamos colectivistas y en la medida que le exija a sus seguidores aglutinarse sólo para luego decirles que actúen como agentes individuales y que reclamen el derecho a no reclamar derechos, va a perder siempre en un espacio político que por su propia constitución y por las leyes que rigen en él, favorece a los movimientos colectivistas que exigen derechos positivos para identidades concretas.
Es esto, o desmantelar el sistema democrático universal, y retornar a un modelo similar al de los EE.UU. en el S.XVIII o al de la República Romana incluso.
2) La necesidad de intimidad, en tanto es ἀλήθεια entre los hombres.
¿Qué es volver a algo propio, hacerlo tuyo? En el sentido del orgullo que podrías sentir por una canción que has compuesto, de un área de estudio y especialidad en la que has obtenido mérito y destreza, el amor y favoritismo por una nación o una figura histórica, etc. El sujeto debe penetrar el mundo con intención para de esta manera elegir un objeto y hacerlo “brillar” más que a y por sobre otros objetos, elevarlo; depositarle amor. Agarrás un objeto del mundo y lo hacés tuyo, de una manera en que otros objetos no se pueden comparar. Es algo que supera la relación de utilidad.
Un tenedor te es útil, te aparece sólo en una dimensión: la de utilidad para ser un cubierto, una herramienta, y se juzga solamente por esto, por el ὀρθότης del uso de los cubiertos; y en este sentido, un tenedor no es distinto al resto de los tenedores ni de la idea abstracta de tenedor, siempre y cuando cumpla con su función. Es más, un tenedor concreto está bajo el yugo metafísico de la idea de tenedor, y será juzgado por ésta; y si no cumpliera con la exigencia impuesta por la idea, tal tenedor sería desechado por no ser útil, al no adecuarse con la idea y fracasar en la prueba que le exige la verdad en tanto que sea ὀρθότης.
El reloj que te heredó tu padre fallecido supera la relación de utilidad; es el reloj en todas sus dimensiones, aparece como un solo objeto a pesar de los diferentes ὀρθότης por los que pudiera juzgarse en sus diversas dimensiones, como objetos distintos en cada ontología diferente (como herramienta que da la hora, como alhaja con un valor en quilates, como artefacto histórico de la ingeniería humana, como objeto artístico dotado de detalles estéticos, etc.). Es una relación que supera la utilidad, y que no divide al objeto, sino que lo vuelve uno solo y al mismo tiempo lo vuelve uno con el sujeto. La relación entre el objeto y el sujeto se justifica en la totalidad del objeto y se concreta como el amor del sujeto. Al no entrometerse ontología alguna, y en el surgir de todas estas dimensiones distintas el “rostro” de un mismo objeto que vale por igual en todos sus elementos, estamos en presencia de la ἀλήθεια.
Cuando te acercás a otro ser humano, para hacerlo tuyo, como por ejemplo, cuando un varón se apropia de una mujer para hacerla su compañera de vida, ocurre lo mismo. Cuando alguien mira pornografía o paga a una prostituta, hay una descorporización; la totalidad de la persona se reduce a un objeto de placer utilitario; ignorando los otros elementos que hacen de la totalidad del sujeto.
Intimidad es el deseo que tiene un ser humano de ser apropiado más allá de la relación de utilidad; “hay amigos de verdad y amigos para salir de parranda”. En el caso preciso de las relaciones sexuales, esta apropiación conlleva a que te cuiden y que te valoren; como un solo sujeto y un solo objeto heterogéneo y heteróclito.
En el pasado cuando la tecnología no le permitía a la mujer ser independiente económicamente del varón, esto era más fácil. Hoy la mujer no necesita del cuidado material del varón; pero este deseo de ser cuidada material y sentimentalmente por el varón persiste en ella. De la misma manera en que persiste en el varón el deseo por intimidad y de dar cuidado a la mujer.
Por eso hay tantos varones que pagan por OnlyFans o por contenido exclusivo pornográfico a prostitutas independientes, a pesar de que el porno sea gratis. No es distinto del cliente que le regala flores y ropa a la prostituta del burdel. Es una manera de satisfacer esta necesidad de cuidado a la mujer y de tributarle materialmente, sin enfrentar la realidad de que este cuidado no es la apropiación entera del sujeto femenino (hacerlo tuyo nada más por un lado, y por el otro aceptarlo en su totalidad óntica).
Para el simp, por un lado, la prostituta sigue siendo un objeto homogéneo, en otras palabras, una parcialidad de su totalidad óntica; pura mercancía sexual. Por el otro lado, el simp logra satisfacer esta necesidad masculina de cuidar a un sujeto femenino sentimentalmente (decirle “hermosa” u otros cumplidos a una prostituta desconocida en Twitter, Facebook o Instagram) y materialmente (pagar por pornografía a una prostituta de OnlyFans, cuando hay pornografía gratis). Es un simulacro de relación íntima. Es patético ver a varones comentar en Twitter los perfiles de prostitutas de OnlyFans.
Viví con una mujer bajo el mismo techo y fijate cómo se te abre otro mundo, que desplaza, reordena, aglutina y reconfigura al tuyo; como se torna imposible reducirla a un objeto de placer sexual; aunque éste sea el fundamento primero.
En el peor de los casos, el individuo no puede siquiera llegar a afirmarse como sujeto, es decir, como un mismo objeto heteróclito y heterogéneo absolutamente indivisible y unificado, cuya pertenencia identitaria es indiferenciable de su subjetividad. Y al no poder afirmarse para salirse de sí mismo y unir a otros objetos alrededor suyo (especialmente el objeto sexual), necesita de manera vicaria la preocupación de terceros que no están en relación con (ni muchos menos cuidando directa y constantemente) su totalidad óntica ¿Qué es lo que quiero decir?
El transexual, como en el caso de un varón que no pudo unificarse, ve que los objetos ontológicos que refieren a la mujer parecieran ser más queridos por la sociedad que los del varón, y por ende, para sentir esa querencia, ese aprecio, se vuelve transexual. Lo mismo que la mujer, que al no quererse a sí misma, cambia de género para ser varón; el sujeto está partido, en tanto que la subjetividad no acepta al objeto sexual de su propio cuerpo, lo rechaza.
El cornudo no puede afirmar su subjetividad en el objeto sexual que conforma a su propio sujeto, y de esta manera, la única forma en que puede disfrutar sexualmente de su pareja es a través de otro individuo que se afirme como sujeto, en el acto de apropiación sexual que hace tal sujeto con su pareja; y al ver como este otro sujeto mantiene relaciones con su pareja, utiliza a esta tercera subjetividad (que sí se afirma en su propia unidad), para disfrutar sexualmente de su pareja, porque por sí mismo no puede o no le basta.
Las mujeres que se entregan completamente a la sororidad y los MGTOW que orgullosamente se proclaman incels, sacrifican los fines últimos de la sexualidad para, en un acto monacal, entregarse a la esterilidad de una orden cuasirreligiosa, devotas a la extinción de una sociedad en el fin de los tiempos, o de sus tiempos al menos. Sacrifican toda posibilidad última de la mayor intimidad que puede haber entre un varón y una mujer: formar una familia.
Es entonces cuando se vuelven homosexuales, transexuales, gente swinger y poliamori (que no son más que un eufemismo para ser cornudo), etc., donde la identidad a defender es una víctima que ha de ser protegida como un niño por su madre amorosa (incluso en el discurso MGTOW, donde la fuerza del sujeto del varón es inútil ante la potestad de la modernidad—lo mismo que el feminismo, donde la fuerza individual del sujeto de la mujer es impotente ante el patriarcado. En ambos modelos, la monogamia estable es un peligro y cadena a evitar); y esta subjetividad, que necesita de intimidad sexual pero que no puede ordenarse a sí misma en un objeto para luego salir al exterior y ordenar los objetos sexuales alrededor de sí mismo, se deja ordenar desde un afuera que le ofrezca cariño y amor, aunque claro, no sea íntimo. Es decir, para sentir cariño e “intimidad”, necesita dividirse, mutilarse ontológicamente, y luego entregar por partes estos pedazos a los discursos colectivos que ofrecen cuidado y amor para los objetos de su ontología.
Porque ser un objeto es más seguro y más fácil que sostenerse a uno mismo como sujeto. El objeto está esperando a ser amado, y al mismo tiempo, mientras más se adecue al discurso que ordena tal o cual ontología, se vuelve más apegado a la forma correcta, y por ende se vuelve más fácil de “ser amado”. El sujeto es la subjetividad amando a esta serie de objetos (los que conforman al individuo) inconexos o incompatibles para otros discursos, pero que en sí mismo ve a todos estos objetos como un solo objeto necesario.
Por eso el transexual es menos sujeto, aunque posea igualmente subjetividad pura en el mismo grado que el cisgénero. El transexual tuvo que reacomodar su ser óntico, por medio de cirugías y de tratamientos hormonales, no tuvo armonía entre su subjetividad pura y la manera en que la casualidad de la naturaleza le hubo dotado de cierta entidad sexual. Mientras que el cisgénero ni piensa en cómo está constituido sexualmente; es algo que se le da y se le manifiesta con total naturalidad y sin conflicto alguno; su subjetividad es una con su objetividad sexual; su subjetividad se apropia de su sexualidad tal y como es, y su sexualidad tal y como es se hace amar por su subjetividad. El cisgénero no necesita entregarse a ninguna ontología. A su subjetividad le tocó tal cuerpo sexual y lo ama tal como es. Y la sexualidad es distinta a otras dimensiones del hombre, porque es la base de la intimidad adulta.
Volviendo a las relaciones heterosexuales (que son las únicas que naturalmente perpetúan al hombre), la dependencia entre varones y mujeres sigue existiendo, sólo que de manera más convulsionada y confusa. Por ejemplo, en la edad de bronce, ser madre soltera implicaba criar a un hijo bajo el propio esfuerzo en solitario, realizando trabajos con muy poco margen de productividad debido a lo primitivo de la técnica en aquellos siglos; la mujer dependía de su familia (que habría estado ocupada en lo propio). Hoy en día una madre soltera no necesita recurrir completamente a su familia, puede recurrir a leyes (como la de las cuotas alimentarias y dineros/subsidios de la seguridad social), a instituciones de cuidados (como las guarderías y los jardines infantiles) y a muestras colectivas de cariño sentimental (como el discurso feminista de que ser madre soltera está de moda, que no tiene nada de malo, empoderamiento, etc.).
Pero ninguna de estas cosas ofrece intimidad, la organización burocrática de la sociedad no las ama, no en tanto que sean una totalidad óntica, un sujeto. Es una relación totalmente asimétrica; ellas se pueden morir y la vida va a seguir para la sociedad moderna como si nada. Ellas jamás serán “la frutilla de sus ojos”. Puro ὀρθότης. No hay un rostro humano detrás de eso.
La intimidad es apropiarse totalmente de un sujeto, y en tanto que en el núcleo del sujeto hay subjetividad, la verdadera apropiación de otro ser humano en tanto que sea sincera, sólo puede darse como ἀλήθεια. El amar y entregarse a algo que no se queda quieto, que cambia, pero que sin embargo es el mismo; y quererlo por completo.
La relación que tenemos con nuestros padres también es una relación íntima, pero es distinta, porque quien afirma la relación entre padres e hijos son los padres. Uno no elige ser familiar de los propios padres, se nos da. La elección de volverse familia de un extraño es la afirmación suprema de la subjetividad en tanto que esta subjetividad se expresa como la concreción y culminación del hombre en tanto que es un individuo sexual y social. El saber que alguien que en un momento fue un extraño y que por voluntad propia eligió ser tu familia, en una relación que demanda el mismo compromiso que tenés con tus padres o hermanos, es imposible de no anhelar a ser su objeto.
¿Puedo enojarme con los MGTOW? No, tienen razón en muchas cosas, las feministas tienen razón en otras. Eso no quita que quien se afirme como sujeto siente el deseo de intimidad con la totalidad de otro ser humano. Pues sólo los objetos desean otros objetos, pero un sujeto total y completo no puede conformarse con menos que con el amor de otro sujeto total y completo.
Quien se contente con trabajar, hacer unos billetes para comprar cervezas y unas horas en algún motel con una prostituta o una amistad con derechos, es medio animal, y el hombre si bien es animal, la naturaleza le depositó voluntad e intelecto, y la naturaleza es sabia, y por eso borra del futuro a las estirpes de seres incompletos como éstos.
Y lo dice alguien que va por el mismo camino pero que no pierde la esperanza de la redención.
Muy bueno, concuerdo. Como cinico me gustaria agregar que hay una alternativa, si no puedes obtener la plenitud entonces vive con ello aceptando esa naturaleza, no busques llenar tu vacio con otras cosas. Si no consigues pareja entonces acepta que viviras solo y si sentiras un vacio, solo acepta tu realidad y sigue adelante.